Como consecuencia, el precio de un suministro esencial como la energía se ha disparado. En enero de 2021 coincidiendo con Filomena, el precio de la electricidad alcanzó los 70,28 €/MWh; pero a partir de abril de 2021 los precios comenzaron a subir, llegando en marzo de 2022 a un precio final medio de la demanda nacional de 300 €/MWh y en agosto de ese mismo año, de 250€/MWh. Y aunque la aprobación en los meses finales del año de la llamada “excepción ibérica» ha reducido artificialmente el coste de la electricidad, esta medida parece “solo un parche”.

En 2023 los precios se han moderado, siguen siendo elevados y siguen dependiendo de especulación en los mercados. Los mercados de futuros reflejan un precio en torno a los 100 €/MWh para los próximos dos años, precio marcado por el coste del gas en un mercado muy poco transparente y que beneficia a las grandes empresas.

Un informe contundente

El informe publicado por Ecologistas en Acción muestra que el sistema de mercado marginalista no refleja los costes reales de la energía en un sistema con una alta penetración de renovables y tecnologías inframarginales. Y lleva años suponiendo una estafa para muchas familias. Para la organización ecologista, la propuesta de reforma del mercado eléctrico no puede abordar en exclusiva el sistema de fijación de precios diferenciando por fuentes, sino que es necesaria una reforma más amplia de todo el sistema eléctrico.

Resulta más deficiente aún la propuesta de la UE, que parece dejar toda iniciativa a fortalecer los mecanismos de mercado, y muy especialmente los contratos entre grandes productores y consumidores en los mercados a largo plazo. Las coberturas en los mercados especulativos a plazo encarecen el precio final y suponen una barrera para las pequeñas comercializadoras.

Estas reformas vuelven a ignorar los problemas de la fijación de precios a través de mercados marginalistas volátiles. Y aunque en la propuesta se avance en instrumentos de flexibilidad y de penetración de las energías renovables, la pretendida unión de la energía se basará nuevamente en las grandes empresas energéticas. Hace falta una auténtica reforma del mercado eléctrico.

Propuestas

Por ello, Ecologistas en Acción lanza una propuesta para avanzar en un nuevo sistema eléctrico capaz de abordar conjuntamente las crisis sociales, energéticas y climáticas originadas por nuestra dependencia a los combustibles fósiles. En ella propone una serie de medidas que deberían ser puestas en marcha de forma inmediata.

Algunas medidas tendrán efectos a corto plazo, al disminuir el precio de la electricidad ahora. Y otras son más sistémicas que, por sus plazos de ejecución, tendrán efectos a medio y largo plazo. Entre dichas medidas destaca el impulso de una tarifa social que garantice el acceso a una tarifa social justa y a un abastecimiento mínimo de energía, mientras se avanza en mecanismos de tarificación justos.

Las propuestas presentadas profundizan en la necesidad de una auditoría de los costes reales de la electricidad y de la deuda adquirida durante años por los distintos gobiernos. Un suministro eléctrico que sea más eficiente y garantice su adecuación a los límites del planeta, donde la gestión de la demanda ocupe un papel central. El horizonte de transición energética no debe limitarse solo a sustituir unas tecnologías por otras, ni obviar los impactos territoriales del despliegue renovable.

Conclusión

El informe concluye que es necesario acercar la producción a los lugares de consumo, optando por iniciativas ciudadanas frente al modelo centralizado de las grandes industrias eléctricas. Es necesario desarrollar un modelo de producción de energía eléctrica con una alta penetración de autoconsumo. Para ello, se propone la realización de rescate energético inmediato dirigido especialmente a las poblaciones más vulnerables. Este plan estaría dotado de 51.000 millones de euros, dividido en dos mecanismos, 46.000 millones de euros en línea de crédito a bajo interés y 5.000 millones de euros en subvenciones directas.

Ecologistas en Acción insiste en que “es necesaria una reforma integral de un sistema eléctrico oligopólico con más de 20 años de existencia, injusto y especulativo, basado en producción con tecnologías fósiles, para pasar a un modelo 100 % renovable, democrático y donde el autoconsumo, las comunidades energéticas y el sector público tengan un papel central. Sumado al problema del precio de la energía, hay también un problema con el modelo de despliegue de las renovables en distintos territorios que hay que solventar de forma urgente”. Hace falta una auténtica reforma del mercado eléctrico.