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viernes, junio 2, 2023

La UE apuesta por el Hidrógeno

Los gobiernos europeos están apostando firmemente por el hidrógeno, con la certeza de que este combustible se convertirá gradualmente en un vector de energías renovables ‘limpio, seguro y asequible’, pero ¿es tan segura esta apuesta?

Hidrogeno: combustible estrella

En los últimos años, tanto la Unión Europea como la mayoría de los países que la integran están haciendoingentes inversiones para investigar las aplicaciones del hidrógeno en la movilidad, ya sea para el transporte público, como también para los vehículos particulares y en otros ámbitos.

La Comisión Europea se ha comprometido a producir 1 millón de toneladas de ‘hidrógeno renovable’ para 2024 y a aumentar la flota existente de electrolizadores de 1 GW, que hasta ahora se alimentan de con carbón o gas, a al menos 6 GW naturales, empleando energías renovables. De 2024 a 2030, su objetivo es de 10 millones de toneladas con un aumento de la capacidad de 40GW.

¿Y los costes?

Más del 90% del hidrógeno industrial se produce a día de hoy por extracción química a partir de hidrocarburos fósiles, por lo que se emiten ingentes cantidades de gases de efecto invernadero. El hidrógeno también se puede obtener por electrólisis del agua, pero la sostenibilidad de este proceso depende del tipo de energía que se use.

El hidrógeno tiene una amplia gama de aplicaciones, pero se enfrenta a muy altos costes de distribución: en estado gaseoso es demasiado voluminoso, produce poca energía y corroe las aleaciones haciendo peligrar los depósitos. Para poder manipularlo se comprime o licúa a -252°C, lo que permite una distribución más segura.

Por ahora el hidrógeno renovable no es económicamente competitivo, frente al que se produce a partir de combustibles fósiles. Los optimistas del hidrógeno verde señalan que el coste de los electrolizadores ha caído un 60% en la última década y la Comisión Europea predice que para 2030 sufrirán una reducción adicional de al menos otros 50%.

Hidrógeno versus baterías eléctricas

Para rentabilizar la doble conversión electricidad-hidrógeno será necesario vender a precios altos y comprar a precios bajos, de lo contrario resultará imposible cubrir los costes de instalación y mantenimiento. Pero es en el almacenamiento a largo plazo en tanques donde el hidrógeno puede superar a las baterías, si se quiere una combinación de energía 100% renovable.

Como los lugares más ventosos o más soleados no necesariamente son los más poblados se podría aprovechar el aporte del hidrógeno para transportar a lo largo de muchos kilómetros a las energías renovables, uniendo los lugares de producción con los de consumo, pero nuevamente aparece el tema de las infraestructuras y sus altos costes de instalación y mantenimiento, además de las pérdidas por transmisión y doble conversión, que son muy superiores a los de las líneas de alta tensión.

En cuanto al tema de la movilidad, los motores de hidrógeno (tanto los de combustión interna como los eléctricos conectados a una celda de combustible) producen energía y agua, puesto que combinan el oxígeno del aire con el hidrógeno, lo que los convierte en la opción ideal y más limpia para el transporte urbano.

Además, el hidrógeno tiene una gran ventaja frente a los vehículos eléctricos que emplean únicamente baterías, que es la rapidez de la recarga, aunque se enfrentan al grave inconveniente de que las instalaciones para hacerlo son más voluminosas, caras y complicadas de mantener.

Muchos expertos concluyen que, la apuesta por el hidrógeno es cara y arriesgada, puesto que, si bien se contaría con un recurso energético esencial a nivel local, también puede suceder, que los precios de compra garantizados acaben por fomentar el desarrollo de un sector de bajo coste fuera de Europa, con lo que las buenas intenciones climáticas del hidrógeno verde se irían al garete.

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