Vivimos en un mundo muy competitivo, especialmente cuando se trata de poder y recursos. Nuestro planeta está lleno de muchos recursos valiosos y como es de esperarse, todos quieren tenerlos, por eso ahora, España debe cuidar unas valiosas minas, especialmente del gigante asiático que siempre tiene ambiciosos planes.
Una guerra por los recursos más valiosos
El mundo se enfrenta a una guerra de poder, donde quien tiene más recursos y riquezas será el verdadero ganador y la clave de esta batalla son las tierras raras, un grupo de elementos que se usan para fabricar toda clase de tecnologías, desde los imanes de tu celular hasta las turbinas eólicas.
En esta guerra, Europa es extremadamente vulnerable, pues actualmente, el 97% de sus tierras raras provienen de China, lo que ha provocado que todos los demás países sean muy dependientes del gigante asiático, pues si el decidiera cortar el suministro todo se detendría.
Pero ahora, la esperanza de Europa está puesta en España, pues aunque hay varias zonas con potencial, existe un único tesoro mineral que, por su fácil acceso y gran tamaño, podría ser el salvador del continente.
Unas minas españolas muy valiosas
Si te interesan los avances ambientales de España, donde se despide del petróleo, quédate porque un tesoro geológico se esconde en la región de Castilla-La Mancha, en la comarca del Campo de Montiel (Ciudad Real), un área conocida como el proyecto Matamulas.
Según el profesor Manuel Regueiro, antiguo Jefe de Asuntos Externos del Servicio Geológico de España (IGME), si España lograra producir 35 000 toneladas anuales, superaría a cualquier otro país del continente y podría dejar de depender de China.
De momento aún no hay depósitos grandes y listos para explotarse de forma inmediata, sin embargo, existen indicios muy prometedores en varias regiones del país, por ejemplo, el yacimiento más estudiado es el de Matamulas, ubicado en el Campo de Montiel, en Ciudad Real.
También hay concentraciones relevantes en Galicia (en el Monte Galiñeiro, con minerales como bastnasita y monacita), y se ha identificado un alto potencial en Extremadura y Andalucía gracias a mapas geológicos recientes, pero el proyecto de Matamulas es el de mayor potencial.
Los Expertos del Grupo Español de Materias Primas Estratégicas y Críticas (GEMPE/c) afirman que esta única mina, podría cubrir hasta el 100% de la demanda de tierras raras de toda Europa en un escenario de baja demanda, o entre el 20% y 30% en uno de alta demanda.
La mina tiene un potencial de 29,9 millones de toneladas y su accesibilidad es única, pues mientras que en países como Noruega los minerales están a 300 metros de profundidad, aquí se encuentran a solo 2 o 3 metros, así que, la extracción es mucho más sencilla y barata.
El dilema entre la autonomía y la oposición local
A pesar de lo compleja que es la situación para Europa y la urgencia por dejar de depender de China, la explotación de las tierras raras en España sigue siendo un anhelo y el futuro de estos proyectos está paralizado por un complejo dilema:
- El temor ambiental: La oposición local y grupos como Greenpeace se oponen a la minería a cielo abierto, especialmente por el impacto en la superficie y el posible riesgo de contaminación a nuestro planeta.
- Los problemas legales: El proyecto de Matamulas de la empresa Quantum Minería, fue frenado en 2021 por un tribunal debido al impacto ambiental, sin embargo, la empresa argumenta que el gobierno debe cambiar de opinión y ver que esta mina es una necesidad urgente para toda Europa.
El potencial de España es enorme, y minas como Matamulas son la mejor oportunidad de Europa para depender menos de China, pero España deberá tomar una decisión ¿permitirá la minería para extraer los materiales o se dejará todo en manos del gigante asiático?
Sin duda la decisión es compleja, pues China ya se apoderó de otro recurso y el camino que tome España definirá no solo el futuro económico de varias regiones, sino la autonomía de todo el continente en esta ‘guerra de los minerales’. Esperemos que logren encontrar un equilibrio para progresar económicamente, sin dañar nuestro planeta.











