Paralelamente, también se han producido otros incendios de nivel 2 como el del municipio murciano de Mulas, con más de 360 hectáreas calcinadas y que también ha sido estabilizado.
La bajada de temperaturas, la vuelta al cole y al trabajo hace que se relaje la atención sobre los incendios forestales, pero incendios como el de Huelva y Cáceres nos recuerdan que el riesgo continúa y que no podemos bajar la guardia. Incluso lloviendo, tampoco podemos relajarnos, la vulnerabilidad de nuestros montes y de la población ha crecido, aunque es cierto que el mapa índice de riesgo de incendio para martes 1 de septiembre 2020 muestra una mejora, habiendo todavía zonas de riesgo extremo, muy alto y alto.
Peligro de incendio también en los siguientes meses
Más de 4.130 personas han sido desalojadas o confinadas en los grandes incendios forestales de este año. Además, como apunta la AEMET, la temporada de peligro estival ha aumentado en cinco semanas debido al cambio climático.
Solo hace falta recordar cómo en octubre 2017, en pleno otoño, hubo una oleada incendiaria histórica en Galicia que consiguió en pocos días que ese año siga siendo el peor del decenio en número de grandes incendios forestales (mayores de 500 hectáreas). Por ello, es fundamental no reducir la percepción del riesgo y extremar las precauciones. Sobre todo en un año que, como apuntan las estadísticas, a priori tiene buenos datos en comparación con la media.
¿Cómo va el año en materia de incendios forestales?
Analizando los datos del ministerio con fecha 23 de agosto con respecto a la media, se extraen distintas conclusiones:
- Casi el 67% de los incendios quedan en fase conato. Es decir, los incendios forestales quedan en una hectárea ya que los operativos de extinción son eficaces.
- Los ocho grandes incendios en esa fecha son responsables del 25% de superficie quemada, quedando pendiente de incluir los dos peores incendios del verano: Almonaster (Huelva) y Cabezuela del Valle (Cáceres) que incrementarán ese porcentaje.
- Respecto a la superficie quemada. A estas fechas, el año 2020 ha tenido una reducción de la mitad de la superficie quemada con respecto a la media, pero no ha sido excepcional, por ejemplo 2018 tuvo una superficie afectada inferior, y los años 2010, 2013, 2016 con cifras muy cercanas a este año (sobre unas 30.000-35.000 hectáreas).
Con respecto a grandes incendios forestales. 2020 de momento va por debajo de la media del decenio.
¿Cómo ha interferido el confinamiento de la población por la COVID-19?
El confinamiento ha atrasado labores preventivas y de entrenamiento de equipos en terreno pero, teniendo en cuenta el estado de nuestros bosques, los meses de confinamiento suponen una pausa muy corta para las necesidades de gestión forestal de nuestras masas forestales que llevan décadas de desidia y abandono.
La emergencia sanitaria supone un agravamiento en los protocolos de los operativos de extinción y mayor complejidad en desalojos. Por tanto, el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 no es determinante en sí mismo. Años como 2018, 2013 o 2016 tienen mejores datos sin una emergencia sanitaria.
Para prevenir los grandes incendios, la clave pasa por abordar las causas estructurales de nuestros bosques y de la crisis del territorio (la llamada España vaciada), claves en la propagación de grandes incendios. Además, es fundamental sensibilizar a la población para reducir las igniciones, así como el cumplimiento de la normativa en materia de incendios para que existan y se implementen planes preventivos, de emergencia local y de autoprotección.
Fuente: Greenpeace