Tras varios días de miedo e incertidumbre, el gran trabajo de los medios de extinción ha logrado frenar y estabilizar el incendio de Almonaster la Real en Huelva. Según las últimas estimaciones, el incendio ha asolado alrededor de 12.000 hectáreas en la Sierra de Huelva, donde han tenido que ser evacuadas más de 3.000 personas.
Este incendio es ya el mayor en lo que llevamos de verano y podía haber sido incluso peor al ocurrir a las puertas del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche (Huelva). Por tanto, pedimos que además de una adecuada restauración de la zona quemada, se ponga en marcha un plan de ordenación del territorio que evite nuevos incendios.
Más de 70.000 personas se han sumado a la campaña de WWF El Planeta en llamas.
Como ya alertaba WWF a comienzos de este verano, con el informe “El Planeta en Llamas”, cada año estamos expuestos a incendios más graves y peligrosos a los que debemos enfrentarnos con políticas de prevención integrales, porque los incendios del futuro dependerán de las medidas de restauración y gestión que apliquemos a partir de ahora.
Los bosques onubenses y, en particular, el entorno de Almonaster la Real, se encuentran en una situación límite por la extensión de su superficie forestal, por los veranos largos de altas temperaturas y por su estructura idónea para un gran incendio. Para WWF, esta es la consecuencia de años de abandono, en los que no se han gestionado los pinares y eucaliptares adecuadamente y se han perdido los usos tradicionales.
Cabe recordar que esta zona ha sufrido repetidos incendios como el de 1991 en el propio Almonaster, donde se quemaron 5.804 hectáreas. Más recientemente destacan el incendio de Rio Tinto de 2014, que afectó a cerca de 30.000 ha, o el de Nerva de 2018, que afectó a unas 1.700 hectáreas. Ahora, 30 años después del primer gran incendio, nos encontramos con el mismo problema agravado por el abandono del medio rural, la falta de gestión y de planificación del territorio. A lo que se suma el azote del cambio climático.
Soluciones a los incendios forestales
Desde WWF estamos convencidos de que la única forma de evitar que los grandes incendios continúen siendo una amenaza en esta región cada verano es impulsar proyectos de restauración post incendio, basados en criterios científicos, que cuenten con la adecuada participación social, donde se apueste por bosques autóctonos, mixtos e irregulares y se priorice la conservación del suelo y la regulación del agua.
En concreto, son necesarias masas más abiertas, que favorezcan la evolución del monte bajo a masas arboladas, con paisajes en mosaico, que integren de forma sostenible los usos agrarios y forestales. En definitiva, una apuesta por potenciar los usos multifuncionales que nos ofrecen los bosques, asegurando la realización de buenas prácticas, promoviendo el asociacionismo o incentivando a agricultores que asuman prácticas preventivas.
Para la organización, las actuaciones de restauración no pueden limitarse a la zona incendiada y deben de afectar a toda la comarca para evitar que estos dramáticos hechos puedan volver a repetirse.
Llama la atención que en la provincia de Huelva permanecen al menos 100.000 hectáreas de eucaliptos y casi la tercera parte se localiza en espacios protegidos, sin que exista una adecuada ordenación del territorio que permita separar zonas productivas de zonas de alto valor, por lo que se crea un entorno de altísimo riesgo. La propiedad de estas hectáreas se reparte entre particulares, ayuntamientos y la propia Junta de Andalucía (ver noticia).
WWF considera que es imprescindible que la Junta de Andalucía ponga en marcha un plan de ordenación del territorio provincial, que corrija las políticas heredadas de los últimos años y que han llevado al territorio a convertirse en zona de alto riesgo propicio a estas grandes catástrofes ambientales. Este plan debe priorizar la restauración de ecosistemas naturales con especies autóctonas, impulsar el uso sostenible de los bosques, recuperar la conectividad ecológica del territorio y reducir a lo estrictamente necesario la superficie dedicada a la producción, para que no supongan un problema.
Tenemos la oportunidad de incluir este tipo de actuaciones que favorezcan la reactivación económica del mundo rural y permitan impulsar la transición ecológica en el “Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia” que el gobierno de España debe presentar a Bruselas para recibir los fondos para la reconstrucción económica.
Fuente: WWF