Calentamiento global
Debido al aumento de la población y a la escala creciente de las actividades de producción humana, los niveles de dióxido de carbono (CO2), óxido nitroso (N2O) y nítrico (NO), clorofluorocarbonos (CFC), metano (CH4), monóxido de carbono (CO), tetracloruro de carbono (CCl4) y otros gases de efecto invernadero continúan aumentando de manera alarmante y provoca nefastos cambios en la composición atmosférica.
El calentamiento global hace que las temperaturas más altas derritan los casquetes polares y los glaciares y según los expertos el nivel del mar aumentará 6 cm cada 10 años provocando la inundación de muchas zonas costeras. También se experimentarán cambios en las precipitaciones, la circulación atmosférica y proliferarán los fenómenos extremos, las sequías y las olas de calor.
Contaminación
El aire, las aguas y los suelos del planeta tienen altos niveles de contaminación, consecuencia directa del estilo de vida de una sola de las especies que lo pueblan: los humanos. Casi todo lo que producimos poluciona y mientras no seamos responsables de la basura que generamos, seguiremos matando al único sitio que tenemos para vivir.
Reducción de la biodiversidad
Todo el planeta es un gran ecosistema, que a su vez se subdivide en ecosistemas más pequeños, que necesitan mantener un equilibrio determinado para sobrevivir. A causa de la importante interrelación que existe entre ellos, si el equilibrio se rompe el desajuste afectará a todos y cada uno de los seres que habitan la Tierra, humanos incluidos.
Desertificación
Más de un tercio de la superficie terrestre es árida y seca, una cantidad que se incrementa de forma alarmante cada año. Prueba de ello es que la Mesopotamia entre los ríos Éufrates y Tigris, cuna de la civilizacion y antiguamente un vergel, hoy es un desierto, al igual que muchas cuencas de ríos como el Amarillo, el Ganges y el Yangtsé.
Traspaso de daño ecológico
Muchos países desarrollados se escudan tras una falsa ‘fachada verde’ y en vez de gestionar su propia basura, la exportan, por lo que el daño ecológico directo lo sufren las naciones receptoras, como si no estuviéramos todos en el mismo planeta y las consecuencias de sus actos no fueran a alcanzarlos.
Queda poco tiempo
Hay un punto de inflexión a partir del cual ya no podremos hacer más nada para remediar el daño infligido. Estamos acercándonos a él a pasos agigantados y cuando traspasemos el límite, de nada servirá lamentarse y llevarse las manos a la cabeza. El momento de actuar y dejar de cargarnos el planeta es AHORA y la responsabilidad es de TODOS.
Por Sandra MG para ‘El Periódico Verde’