La presentación ha tenido lugar en el marco de un desayuno informativo organizado por el proyecto LIFE SHARA, una iniciativa conjunta de la Oficina Española de Cambio Climático, la Fundación Biodiversidad, el Centro Nacional de Educación Ambiental, dependiente del OAPN, la Agencia Estatal de Meteorología y la Agencia Portuguesa del Ambiente, para promover la sensibilización y el conocimiento sobre la adaptación al cambio climático reforzando e impulsando el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático.
España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, es especialmente vulnerable al cambio del clima. Previsiblemente, los impactos del cambio climático que ya se están produciendo hoy día se agravarán en el futuro a medida que la crisis climática continúe avanzando. Estos impactos existirán incluso si hacemos los mayores esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto
En este sentido, el secretario de Estado ha expresado que “debemos continuar trabajando en políticas de adaptación ambiciosas y eficaces, con un esfuerzo de coordinación y coherencia entre los diferentes niveles de administración, que contribuyan a reducir los riesgos en la salud humana”.
El desayuno informativo ha contado con la participación de dos reconocidos investigadores en materia de salud, altas temperaturas y cambio climático, que han presentado los principales resultados de sus últimos estudios: Julio Díaz, científico en la Escuela Nacional de Salud del Instituto de Salud Carlos III, y Ana María Vicedo Cabrera, epidemióloga ambiental del Research Group Leader Climate Change & Health de la Universidad de Berna (Suiza).
Ana María Vicedo ha comenzado su intervención explicando cómo afecta el calor a la salud humana. “El calor es un estresor ambiental”, ha apuntado. “Por debajo de mortalidad por calor extremo, hay muchos otros efectos más numerosos. Las personas mayores que se exponen a altas temperaturas pueden acabar ingresadas o incluso falleciendo. Ancianos, niños y mujeres embarazadas son grupos vulnerables al hacer frente a las altas temperaturas”, ha remarcado. Un fenómeno que, para esta experta, supone “costes sanitarios y repercute en una baja productividad laboral. Por eso, no solo chay que evaluar la mortalidad, sino también las hospitalizaciones”.
Respecto al futuro, Vicedo pronostica que la mortalidad atribuida al calor aumentará de forma exponencial en las siguientes décadas. “Hasta el 37 % de las muertes por calor es atribuible al cambio climático, un porcentaje va a aumentar en el futuro.” Para la epidemióloga, aunque hasta ahora nos hemos adaptado a estos aumentos de temperatura, “la pregunta sería es si nos estamos adaptado a un ritmo adecuado. En ese sentido, las ciudades son el punto clave para hacer frente a la adaptación”.
Por su parte, Julio Díaz ha matizado que “una cosa es la mortalidad por calor y otra por ola de calor, algo que también ocurre con el frío”. Desde 2000 a 2009, en España la temperatura ha sido de 28,7 °C de media máxima diaria en los meses de verano, temperatura que subirá a un ritmo de 1,6 grados hacia 2050 y que seguirá incrementándose después de esa fecha. “Si seguimos así, aumentará la mortalidad, por lo tanto la clave está en la adaptación. En ese ámbito, la ciencia tiene que dar soluciones para la toma de decisiones”, ha remarcado.
Díaz ha puntualizado que “en cualquier país hay variaciones geográficas, por lo que es importante hacer estudios locales. Sabemos que los edificios antiguos se adaptan peor al calor y también las zonas con peores niveles de renta, por lo que hacen falta medidas de carácter social para abordar esta problemática”. Para este experto es clave actualizar los planes de prevención “y lograr que estos planes sean locales y actualizados. Las actuaciones han de ser a nivel local”, ha subrayado.
Las altas temperaturas y sus impactos en la salud
El cambio climático es un fenómeno que afecta a la salud de la población española a través de efectos directos como olas de calor y eventos como inundaciones y sequías, pero también a través de efectos indirectos, entre ellos, el aumento de la contaminación atmosférica, el cambio en la distribución de vectores transmisores de enfermedades o la pérdida de la calidad del agua o de los alimentos. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud viene advirtiendo desde hace tiempo que el cambio climático puede provocar la aparición de nuevas enfermedades epidémicas o facilitar su transmisión. La adaptación al cambio climático no es, por lo tanto, solo una cuestión de recuperación de ecosistemas, sino que debe afrontarse desde distintos ámbitos.
Entre los impactos a la salud humana que tienen mayor repercusión en España, se encuentra el aumento de la morbilidad y mortalidad asociadas a las temperaturas extremas. Numerosos estudios epidemiológicos muestran un aumento significativo de mortandad por encima de un determinado umbral térmico, y se ha demostrado que las temperaturas extremadamente altas inciden directamente sobre la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
A consecuencia del cambio climático, las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas, y afectan en mayor medida a los grupos de población más vulnerables, como son los mayores de 65 años, niños, embarazadas, personas con enfermedades crónicas, trabajadores expuestos y personas en riesgo de exclusión. Sin embargo, las muertes asociadas a las olas de calor han descendido en España del 14 al 1% en una década —hasta situarse en torno a los 1.300 fallecimientos al año— gracias a los planes de prevención puestos en marcha, el cambio de hábitos y las mejoras en las infraestructuras.
Tras la ola de calor registrada en el verano de 2003, se puso en marcha el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud que, desde el año 2004, se activa cada verano, entre los meses de junio y septiembre. El Plan establece las actuaciones necesarias para la detección y control de las situaciones de riesgo, para las que se definen varios niveles de actuación, y plazos para su aplicación.
Fuente: Fundacion Biodiversidad