La industria automotriz se ha convertido en el campo de batalla de una de las guerras comerciales más intensas de los últimos años. Con la industria china de coches eléctricos creciendo a pasos agigantados, los fabricantes europeos han visto como el gigante asiático, les roba clientes en su propio territorio y esta vez lo están haciendo por medio de España, pero ¿Qué está pasando?
El gran liderazgo de China
Sabemos que la competencia en la industria automotriz es enorme y que China se ha posicionado como un gran líder, sin embargo, esto ha causado más de un dolor de cabeza a los fabricantes europeos, quienes sienten que la competencia es muy injusta.
Sucede que los coches eléctricos chinos son mucho más baratos y como las marcas han llegado a diversos países del mundo, los fabricantes sienten que les están quitando clientes en su propio territorio, así que han decidido tomar medidas.
Europa respondió con la imposición de aranceles, lo que parecía una medida bastante eficiente que permitiría equilibrar los precios, sin embargo China ideó una estrategia para sortear este obstáculo, como si fuera un caballo de troya lleno de soldados.
El plan del gigante asiático fue instalarse con Chery, una de sus marcas más grandes en un país europeo para fabricar autos localmente y así evitar los impuestos. Curiosamente el país elegido fue España, con una inversión estratégica que se estableció en la planta de la Zona Franca en Barcelona.
Una estrategia muy polémica en España
La estrategia consistía en un tipo de producción que permitía a los coches llegar casi terminados de China, para que la planta española solo hiciera el montaje final de algunas piezas. Era la forma más sencilla de estampar la etiqueta «Made in Spain» a un producto que era casi totalmente chino.
Básicamente, los coches llegan al puerto de Barcelona en contenedores, prácticamente listos, y lo único que se hace en la planta es ensamblar las últimas partes. El proceso está tan avanzado que los vehículos ni siquiera se pintan en España, lo que deja muy poco valor añadido a la producción local.
Pero a pesar de que el plan era muy astuto, como la creación de energía infinita, no funcionó como esperaban. El ‘Caballo de Troya’ no logró su objetivo, pues las autoridades de la Comisión Europea se dieron cuenta de la táctica y lo hicieron saber de manera contundente.
El ultimátum de la Comisión Europea
El mensaje del vicepresidente de la Comisión Europea, Stéphane Séjourné, fue un ultimátum muy claro. Básicamente, la Unión Europea le está diciendo a las empresas chinas que no basta con solo ensamblar autos en el territorio.
Quieren que estas compañías hagan una verdadera inversión en Europa, lo que significa construir fábricas completas desde cero, contratar a más personal local y usar componentes fabricados en el continente y no que solo traigan sus coches terminados para ponerles «Hecho en Europa».
Esta advertencia, ya se le habían hecho a la empresa Chery de forma privada, pero ahora es pública. De hecho, la estrategia de Chery no ha funcionado para evitar los aranceles más importantes, así que siguen pagando altos aranceles
Pero a pesar de que esto es una mala noticia para China, la realidad es que Chery no es la única marca que busca abrirse camino en Europa. BYD tiene su propia estrategia con la construcción de una fábrica desde cero en Hungría, mientras que XPengs se asoció con Magna Steyr.
Ambas estrategias son vistas con mejores ojos por la Unión Europea, ya que la fabricación local y la provisión de componentes generan un verdadero valor añadido a la industria del continente, mientras que el Caballo de Troya de Chery en España, solo beneficiaba a China.
No podemos negar que el plan con Chery fue una mala idea, al igual que estos proyectos que causaron una destrucción masiva. La UE ha dejado claro que la única forma de que las marcas chinas compitan en su mercado es con una inversión real y un compromiso a largo plazo, como lo están haciendo otras compañías.