Las estaciones de carga podrían pasar a formar parte del pasado con el invento que Estados Unidos tiene en su poder. En Norteamérica ya se concibe un nuevo futuro para el coche eléctrico. Utilizar la infraestructura existente para hacer avanzar la movilidad eléctrica no solo es un concepto inteligente, sino urgente. Con la transición hacia la electrificación de la movilidad activa, uno de los impedimentos más significativos es la infraestructura de carga.
Una situación que se intensifica sobre todo en áreas urbanas densas en las que la mayoría de la población reside en edificios sin garaje. Al no contar con un acceso fácil a cargadores, un gran número de ciudadanos/as ve como algo imposible la posible carga de un coche eléctrico. Por ende, optan por descartarlo de su lista de compras.
Estados Unidos dibuja un nuevo horizonte para el coche eléctrico
Tras comunicarse que Iberdrola ya dispone de 10 000 puntos de recarga para el coche eléctrico, ha salido a la luz el nuevo e interesante invento de Estados Unidos. Un grupo de investigadores de la universidad estadounidense Penn State (Universidad Estatal de Pensilvania) ha creado un sistema escalable para cargar coches eléctricos a partir de farolas urbanas.
Esto resolvería el problema urbano de usuarios sin acceso a garajes con enchufes. Así es como los expertos del centro académico están transformando las farolas urbanas en estaciones de carga para coches eléctricos.
Se trata de una solución con la que se pretende facilitar el acceso a carga a personas sin entradas o estacionamientos privados. Esta metodología escalable fue analizada en Kansas City, Misuri. Las cifras de coste, sostenibilidad y accesibilidad reportadas fueron prometedoras.
El equipo procedió a la instalación de 23 unidades de carga integradas en farolas existentes, sin requerir de obras grandes o nuevas infraestructuras. Ahora la zona goza de una instalación más rápida y hasta un 70% más económica que los cargadores tradicionales, según los datos consignados por el proyecto piloto.
El uso de redes eléctricas municipales ya disponibles hace posible que la carga sea más estable y eficiente, reduciendo los tiempos de espera y el consumo innecesario de energía. Esta perspectiva no solo permite el ahorro de dinero y recursos.
También acota la huella de carbono del despliegue de la red de carga, dado que se minimizan las emisiones vinculadas a obras civiles y recursos nuevos. Optando por el método de Estados Unidos tampoco se ocupa espacio adicional en aceras o estacionamiento. Aspecto crucial dado la escena saturada que se suele vislumbrar en el ámbito urbano.
Estados Unidos acerca la movilidad eléctrica a todos los públicos
Más allá del aspecto tecnológico, la propuesta de Estados Unidos tiene claros toques de equidad. En la metodología se analizaron datos demográficos, de movilidad y uso del suelo para garantizar que los cargadores no se instalaran solo en áreas privilegiadas, sino también en ubicaciones con escasos recursos.
En la actualidad, un gran número de residentes depende del estacionamiento disponible en la vía pública. Con esta solución proveniente de Estados Unidos podrían acabar sus problemas de carga. Sus vehículos podrían cargarse mientras duermen, sin necesidad de instalar una infraestructura privada.
Potencial del sistema de carga para coches de Estados Unidos
Utilizar farolas como cargadores para coches eléctricos ha dejado de ser una solución futurista. Ahora es algo viable, eficiente y replicable. Su adopción a gran escala podría tener un impacto significativo en el día a día de los conductores.
Además, contribuiría a la difícil lucha contra el cambio climático, sobre todo al combinar este sistema con otras medidas, como la electrificación del transporte público o el impulso de zonas de bajas emisiones.
A través de este modelo es posible descongestionar redes de carga comerciales, facilitar la electrificación en zonas periféricas o rurales y acotar la dependencia de combustibles fósiles. Queda claro que Estados Unidos ya imagina otro futuro para el coche eléctrico. Uno que va más allá de infraestructuras de recarga públicas como la de España.