Una gran frase que se repitió en el mundo durante años fue «Si Tesla lanzara un modelo a precio de ganga, se haría multimillonario». Cumplir este sueño era, para muchos, el paso que faltaba para dominar por completo el mercado de los vehículos, pero ¿Realmente era una buena idea? Lamentablemente las cosas no salieron como se esperaban.
La verdad sobre los precios
No podemos negar que el precio es uno de los puntos más importantes al momento de decidir que coche vamos a comprar, sin embargo, eso no significa que sea el único factor que importa o que se deban sacrificar otros elementos con tal de bajar el precio.
En el caso de Tesla, parece que la presión de todos les jugó una mala pasada, pues muchas veces las personas decían que Tesla debía lanzar modelos más baratos. La marca se puso la meta de ofrecer al cliente una experiencia de lujo a un precio menor, dando la mayor autonomía.
El problema es que luego de su gran jugada los rivales han despertado. Las grandes marcas de China y de Europa ya están sacando coches con precios muy parecidos y que cumplen bien con las necesidades diarias, sobre todo en mercados donde los coches grandes ya no gustan tanto.
El problema de actuar bajo presión
Tesla no está en su mejor momento, sobre todo después de ser humillado por Xaomi, así que se ha visto obligada a actuar rápido y ha decidido sacar versiones ‘Standard’ más asequibles de sus modelos conocidos, como el Model 3 y el Model Y.
Este movimiento, reduce el precio base unos 5000 dólares en EE. UU y confirma una dolorosa realidad y es que, la compañía tiene que abaratar su producto para mantener las ventas. El problema es que esta estrategia va en contra de la esencia de la marca.
Tesla es considerada una marca premium que no escatima en autonomía ni tecnología. Para bajar el precio, estas nuevas versiones vienen con techos de metal en lugar de cristal, y eliminan varios elementos de comodidad y personalización.
Aunque mantienen el ecosistema digital (las pantallas y el software), las prestaciones de autonomía y velocidad bajan claramente frente a los modelos más caros. Es como si una empresa de lujo como Apple lanzara un iPhone más barato a costa de que la batería dure mucho menos.
Tesla ha caída en una trampa
La compañía de Elon Musk ha sido víctima de su propio éxito de producción. Sucede que para abaratar costos al extremo, Tesla creó un sistema donde una sola máquina gigante, llamada Gigapress, fabrica enormes piezas del coche.
Con este sistema puede producir coches a una velocidad frenética con un costo muy bajo por unidad, pero el problema es que esta fórmula es una trampa de ingeniería, pues cualquier pequeño cambio en el diseño de esas piezas gigantes es un gasto enorme.
Esto impide que Tesla pueda actualizar el diseño de sus coches para que no se vean viejos. Y lo peor de todo: esto hace casi imposible y muy caro crear un coche totalmente nuevo y más pequeño que sea rentable.
El problema de las baterías
El problema que más está afectando a Tesla es el precio de las baterías, que sigue siendo la parte más cara de cualquier coche eléctrico. La empresa invirtió mucho en crear sus propias baterías nuevas, pero los resultados dicen que no lograron hacerlas lo suficientemente baratas.
Hoy, si compras un coche eléctrico muy económico, tienes que aceptar que su batería será pequeña y que no podrá viajar más de 300 kilómetros con una sola carga, lo que va directamente en contra de lo que Tesla siempre ha prometido: dar más kilómetros por el menor dinero posible.
Al final, aunque el precio es decisivo, no siempre es lo más importante. El error de Tesla es intentar ser barata sacrificando la experiencia de usuario que la hizo famosa, un movimiento podría confundir a sus clientes y dañar su imagen de marca premium justo cuando los rivales están atacando con propuestas más completas, como esta joya que viene desde Alemania.