El pino carrasco (Pinus halepensis) es la especie más afectada por el gran incendio de Òdena que ha quemado más de 1.200 hectáreas desde el mediodía de domingo pasado.
El análisis preliminar del incendio de Òdena con los límites provisionales facilitados por los Agentes Rurales indican que el fuego ha afectado sobre todo a pinares de pino carrasco, la mayoría en fase de regeneración.
El pino carrasco (Pinus halepensis) es la especie más afectada por el gran incendio de Òdena que ha quemado más de 1.200 hectáreas desde el mediodía de domingo pasado. Más de la mitad de estos pinares de pino carrasco se encontraban aún en fase de regeneración, después de haber padecido los efectos de otro gran incendio en 1986.
Es posible que la estructura de estas masas en regeneración haya ayudado a aumentar la magnitud del incendio, ya que el pino carrasco puede llegar a formar auténticas alfombras de arbolillos muy densos cuando se recupera de un incendio. Esta densidad suele comportar una alta competencia por el agua, y esto hace que habitualmente se acumule una gran cantidad de combustible con muy poca humedad, que quema muy fácilmente. Será necesario un análisis sobre el terreno más detallado para confirmar estas sospechas.
El pino laricio (Pinus nigra) es la segunda especie forestal más afectada. A pesar de que no son muchas las hectáreas quemadas, hay que tener en cuenta que esta especie ya redujo un tercio la superficie que ocupaba en Cataluña en sólo cuatro años, después de los incendios del Bages-Berguedà (1994) y Bages-Solsonès (1998).
Cultivos y matorrales también se han visto bastante afectados. Los cultivos estaban menos presentes en la zona afectada por el incendio de 1986 (mitad derecha del mapa) donde, por contra, los matorrales eran más importantes. Esto indica que seguramente se produjo un abandono de la actividad agrícola después de aquel primer incendio.
