Para poner a prueba su teoría, utilizaron un químico que detiene la fotosíntesis. Este químico detuvo la formación de burbujas, por lo que el Marimo en lugar de flotar, se hundió.
Expertos de la Universidad de Bristol han descubierto el misterio milenario de por qué las bolas de musgo (‘Aegagropila linnaei’, también denominada Marimo en japonés o como bola de Cladophora) flotan en el agua durante el día sin embargo se hunden de noche.
En un novedoso artículo publicado este pasado martes en la revista ‘Current Biology’, han demostrado que la fotosíntesis y los ritmos circadianos diarios son responsables de la flotación y el hundimiento de estas formas raras de alga que se encuentran de manera natural en los lagos del hemisferio norte, en especial Japón (donde es una especie protegida) e Islandia. Incluso son muy populares entre los propietarios de acuarios.
Cuando estas plantas acuáticas realizan la fotosíntesis, se cubren de pequeñas burbujas de oxígeno, que los expertos predijeron que correspondía la causa de su flotabilidad. Para poner a prueba su teoría, utilizaron un químico que detiene la fotosíntesis. Este químico detuvo la formación de burbujas, por lo que el Marimo en lugar de flotar, se hundió.
Más tarde, el laboratorio estudió si la superficie de fotosíntesis de esa bolas tenía un ‘reloj’ biológico o ritmo circadiano. Para ello, el Marimo se mantuvo bajo una tenue luz roja en lo que va de muchos jornadas. Los expertos descubrieron que si al Marimo se le daba luz brillante en el momento que correspondía al inicio del día, flotaba mucho más rápido que si recibía luz a la mitad de la jornada, lo que demuestra que la flotación del Marimo está controlada por su reloj biológico.
Aseguran los expertos responsables del trabajo, este reporte puede tener implicaciones futuras para la conservación del Marimo, una especie que ha experimentado un declive global. «Desafortunadamente, las bolas de Marimo están en peligro, encontrándose hasta en solamente la mitad de los lagos donde alguna vez han sido vistos», lamenta la estudiante de doctorado Dora Cano-Ramírez, autora principal del estudio.
Según indica, este declive podría ser causado por cambios en la penetración de la luz debido a la contaminación. Pero desde ahora, al comprender las respuestas a las señales ambientales y cómo administrar el reloj circadiano de dicha alga, esperan ayudar a su conservación y reintroducción en otros países.
Criaturas misteriosas desconocidas
El botánico japonés Takuya Kawakami, del Colegio Agrícola de Sapporo (ahora la Universidad de Hokkaido) descubrió por primera vez los agregados de algas verdes en la bahía del lago Akan, a los que llamó Marimo, en 1897.
De todas formas, su nombre científico, ‘Aegagropila linnaei’, es necesario a Carl Linnaeus, que en 1753 que recolectó muestras en el lago Dannemora, en Suecia.
El Marimo del lago Akan fue designado Monumento Natural de Japón en 1921, y Tesoro Natural Especial en 1952, comenzando de esta manera los fuerzas de conservación de estas ‘criaturas misteriosas’ (la mayor parte de su fisiología y ecología todavía se desconocen).
El lago Akan es único a causa de su modo de cuenca, sus bahías poco profundas y su diversa agua mineral que alberga una comunidad de Marimos de alrededor de 600 millones, con algunos ejemplares que superan los 30 cm.
A causa de su hermosura y estatus en peligro crítico, Marimo ha sido utilizada como una herramienta de educación ambiental y está sujeta a un festival anual de 3 días por los Ainu en Hokkaido, en el que se da la bienvenida al Marimo al inicio de las festividades y regresa al lago, al final, en una ceremonia sagrada.