En febrero de 2018, la Junta de Andalucía le seleccionó para poner en marcha el proyecto “Plan Nacional de Lucha contra el Tráfico Ilegal y el Furtivismo Internacional” (TIFIES).
Su misión es proporcionar formación y herramientas a las comunidades locales en su lucha contra el furtivismo, y su meta es la prevención temprana desde el terreno, hacer efectivas las normativas existentes y reforzar la cooperación internacional para reducir el número de animales con los que trafican las mafias.
Este ha sido el primer Plan de Acción Nacional aprobado en la Unión Europea. De esta manera, España se ha situado en la cabeza de la UE en la lucha contra el tráfico de especies.
Para conocer y atacar la raíz del problema, José María Galán, experto en rastreo y formación, y un compañero especializado en veneno y tráfico de especies, fueron enviados a África en misión especial. Durante este viaje han visitado varios países, entre ellos Namibia, Sudáfrica, Mozambique y la República Centroafricana. Una experiencia que les ha permitido conocer en primera persona cómo actúan estas mafias, especialmente cuál es el origen del tráfico de elefantes y rinocerontes.
La contribución de Galán en este terreno también está marcada por las labores de formación que ha llevado a cabo durante su carrera. En su libro “Huellas y rastros de la fauna de Doñana” describe la actividad de los rastreadores de épocas pasadas y hace un repaso por las especies más importantes de este Parque Natural.
También se le reconoce su labor formando agentes del Seprona sobre el expolio y traslado a gran escala de especies andaluzas, como la angula de las costas de Huelva y Cádiz.
Se le concede el Reconocimiento Bosque Habitado por ser el único especialista nacional en técnicas de rastreo de huellas de animales y uno de los grandes expertos de la fauna salvaje del país. También por su lucha desde hace más de diez años contra las mafias de cazadores furtivos en África, formando grupos locales, fomentando la integración de mujeres, para controlar y combatir estas prácticas que, además de empobrecer económicamente la población local, provocan un impacto irreversible en la fauna del continente.