Son seres de enorme utilidad y excepcionales por su capacidad de realizar vuelos con mayores habilidades que la mayoría de las aves.
Pertenecen al orden de los quirópteros, que abarcan casi mil especies vivas, la quinta parte de todas las especies de mamíferos.
Se agrupan en dos subórdenes: los murciélagos grandes o mega murciélagos, y los pequeños o micro murciélagos.
Los primeros se alimentan de frutas y otras substancias vegetales (murciélagos frugívoros).
Sin embargo, los micro murciélagos, comen una amplia variedad de alimentos, en especial insectos.
Los murciélagos están distribuidos por todo el mundo, excepto en las zonas árticas y en ciertas islas oceánicas.
Los mega murciélagos se distribuyen en hábitats tropicales de América, África, Asia, y Australia.
Algunas familias de los micro murciélagos se encuentran sólo en el continente americano y otras tienen una distribución intercontinental.
Se cree que los murciélagos se originaron en un clima cálido, en el periodo geológico conocido como eoceno.
Se han hallado restos fósiles en depósitos del cretácico como en las famosas cavernas de Lagoa Santa en Minas Gerais, Brasil.
El epicentro de su distribución, donde son más abundantes, está situado en las áreas tropicales y subtropicales.
Algunos miembros de cuatro familias de micro murciélagos viven en zonas templadas, y sólo dos familias llegan a desplazarse hasta regiones sub árticas durante la estación veraniega.
El mayor de todos ellos es una especie propia de Java, que alcanza una envergadura alar de 1,7 metros y una longitud corporal de 42 cm.
El micro murciélago más pequeño es el de nariz de cerdo de Kitti, distribuido por el oeste de Tailandia, que tiene una longitud corporal de 2,9 a 3,3 centímetros y un peso de dos gramos, lo que lo convierte también en uno de los menores mamíferos.
Se caracterizan por las cúspides puntiagudas de los molares, hocicos cortos, orejas grandes, amplias narices y ojos pequeños, sonido breve y agudo, difícil de percibir.
Sus hábitos son nocturnos, vuelan durante el crepúsculo y primeras horas de la noche, descansan a media noche y cazan otra vez al amanecer.
Son buenos trepadores pero lentos al andar.
En los países de crudo invierno, los que no emigran pasan la estación dormidos y colgados o acomodados en sus refugios típicos: cuevas, gargantas rocosas, simas, oquedades costeras, bosques, árboles ahuecados, rincones de granjas, iglesias, ruinas y antiguos edificios, donde forman colonias.
Algunos nunca salen de las cavernas, se alimentan allí de insectos.
Compensan su corta vista con un tacto exquisito, basado en la actividad cerebral.
Tienen un sistema natural de emisiones de ondas similares al radar, que les permite volar en la máxima oscuridad y jamás tropezar en la trayectoria.
En el caso de las especies insectívoras, les permite capturar sus presas si aquellas están volando o localizarlas cuando están posadas sin necesidad de usar el sentido de la vista o del olfato.
Esto se debe a la ecolocación, que consiste en la emisión de sonidos de alta frecuencia (ultrasonidos), que después de chocar con los objetos, se reflejan a modo de eco y son captados por las orejas del murciélago.
Al igual que el sonar de los navíos, este sistema los capacita para conocer la posición, la distancia relativa e incluso el tipo de objetos que hay a su alrededor, y detectarlos en pleno vuelo y sin disminuir la velocidad de sus desplazamientos.
El murciélago, de esta manera, es capaz de ver acústicamente.
Las señales tienen una frecuencia y una modulación características en cada especie.
Los pulsos de sonido de este maravilloso mecanismo son generados en la laringe del animal y, según la especie, son emitidos por la boca o por los orificios nasales.
Este sistema les ayuda también a escapar de las aves de rapiña.
Se sabe que algunos murciélagos realizan migraciones y determinadas especies que viven en la zona templada pueden llegar a volar distancias de mil 600 kilómetros entre sus cuarteles de verano y de invierno.
Otras realizan desplazamientos diarios entre los lugares de descanso y de alimentación, que pueden llegar a 40 kilómetros de distancia, pero en general, éstos no son muy largos.
La mayoría de los mega murciélagos y muchas especies de América tropical (llamados rinolofos debido a los pliegues de la piel dirigidos hacia arriba que poseen en la nariz), son frugívoros y contribuyen a la dispersión de las semillas.
Los hay que se alimentan de partes de la flor o que extraen el polen y el néctar de éstas por medio de sus lenguas alargadas y así permiten polinizar las plantas con el polen que se les pega en el pelaje de la cabeza y el torso.
Por ejemplo en la isla de Trinidad intervienen en la polinización de leguminosas al perseguir a los insectos florícolas.
Algunos de los rinolofos de mayor tamaño, y otras especies de una familia euroasiática, son omnívoros.
Éstos, además de consumir insectos y frutas, atacan a pequeños anfibios, lagartos, pájaros, ratones e incluso a otros murciélagos.
Los verdaderos vampiros, que habitan en los trópicos americanos, están estrechamente emparentados con los rinolofos.
Subsisten gracias a la sangre que lamen de las heridas que ellos mismos infligen a animales de sangre caliente como son: las gallinas, el ganado vacuno, los caballos, los cerdos y, de forma ocasional, a los seres humanos.
La saliva de estos ejemplares dificulta la rápida coagulación de la sangre.
Por último, hay al menos tres especies de murciélagos que completan su dieta con peces cuando los capturan según vuelan a ras de la superficie del agua.
Tienen una baja tasa de reproducción individual, por lo que la abundancia de murciélagos se puede atribuir a las ventajas de supervivencia que le confieren sus hábitos de vida, a su diversidad dietética y a su longevidad.
Estos mamíferos procrean en primavera y paren de una a dos crías que las madres transportan colgando de sus mamas.
Algunas especies de mega murciélagos y el murciélago vampiro han sobrevivido hasta 20 años en zoológicos.
Varias especies de micro murciélagos que fueron anillados y liberados más tarde en Nueva Inglaterra, fueron recapturados 31 años después.
El efecto adverso mayor que causan, es el de transmitir ciertas enfermedades a los animales domésticos.
Este problema tiene importancia en los trópicos americanos, donde las mordeduras de murciélagos vampiro infectados, han dado lugar a brotes locales de rabia entre el ganado vacuno.
Otros murciélagos que no son vampiros también pueden contraer y transmitir la rabia; sin embargo, la prevalencia de la infección ha sido baja, los brotes escasos, y los ataques sobre los seres humanos muy raros.
En compensación, consumen centenares de miles de toneladas de insectos cada año, lo cual los convierte en inigualables controladores de plagas y vectores transmisores de enfermedades, que afectan la agricultura y la salud humana en el planeta.
Muchos murciélagos tienen poca tolerancia a determinados insecticidas como el DDT, que puede concentrarse a través de la cadena alimentaría.
Tres especies de murciélagos que actualmente están consideradas como especies amenazadas han llegado a esta situación debido al empleo de pesticidas y otros productos químicos en la actividad agropecuaria.
Por eso en el mundo entero se trabaja por proteger a estos útiles animales, que hasta son domesticables, algo muy poco divulgado.
Ellos nos regalan el célebre guano de murciélago, excelente e incomparable fertilizante natural, que hasta se comercializa a elevados precios.
En heráldica es muy empleado, se representa de frente con las alas desplegadas, para simbolizar el ánimo vigilante y precavido.
Muchas tribus indígenas le consideran un espíritu protector que guarda sus casas durante la noche y consideran sacrílego matarlos.
En algunas universidades se fundan sociedades estudiantiles con el murciélago como signo.
En Cataluña ha servido de divisa para el Consejo local, como idea de una estrecha unidad y vigilancia, aludiendo a la costumbre de los murciélagos de agarrarse unos a otros en sus guaridas.
Aparece en el remate de la cimera de la bandera de Valencia, en recuerdo del que se posó en la celada de Jaime I, y pareció advertirle contra sus enemigos.
En Cuba, se realiza educación ambiental para crear conciencia en el respeto a estos beneficiosos volátiles que tanto significan para el equilibrio ecológico.
Con ese propósito se crean grupos infantiles y juveniles de amigos y defensores de los murciélagos.
La caza de estos mamíferos está prohibida y se orienta a la población nuevos métodos inofensivos para controlar a los que se alojan en casas y empresas, y lograr que abandonen los inmuebles sin hacerles ningún daño.
Velemos para que estos magníficos miembros de la Naturaleza, nunca lleguen a estar en peligro de extinción.
En aras del desarrollo sostenible, estos seres que resultan extraños para algunos y atractivos y asombrosos para otros, que vuelan con las manos, ven con los oídos y duermen de cabeza, tienen que ser apreciados en su justa medida por toda la raza humana, a la que brindan inconmensurable aporte.
(*) El autor es especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, (CITMA) de Cuba y colabora con Prensa Latina.
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