‘El Camino de las Ardillas’ es una propuesta que consiste en establecer un corredor ambiental por la ‘espina dorsal’ montañosa de la Península Ibérica para recuperar parte del patrimonio forestal perdido y acabar con la fragmentación de los bosques. El vicepresidente de Proyectos de la Fundación +árboles, Juan Valero, está realizando el Camino a pie y detalla en el blog ‘http://blog.elcaminodelasardillas.es/‘ los descubrimientos de este viaje.
-. ¿Cómo surgió la idea de poner en marcha la iniciativa ‘El Camino de las Ardillas’?
La idea de ‘El Camino de las Ardillas’ (‘www.elcaminodelasardillas.es‘), tal y como la presentamos actualmente, surgió en Lisboa en una conversación entre Peter Bastian y yo, al descubrir que ambos habíamos propuesto en el año 1992 (por separado y sin conocernos) hacer algo parecido plantando árboles con motivo de la Expo de Sevilla, las olimpiadas de Barcelona y la finalización de la autovía del Mediterráneo. Acordamos presentarla en el II Encuentro de Amigos de los Árboles, celebrado en Cáceres en el año 2010. Y así se hizo, decidiendo hacerla pública en 2011 al coincidir con el Año Internacional de los Bosques.
-. ¿Qué motivos le impulsaron a realizar el Camino a pie?
El sentido común. Aunque estamos en una época en la que todo se puede ver –afortunadamente– en la Red. Hay mapas y fotografías muy buenas, pero un proyecto así se hace andando, no hay mejor manera para ver los territorios que a la velocidad del paso, en soledad, para fijarte en todos los detalles que reclaman atención y conocer a personas y grupos a los que les gusta la acción, porque nuestro impulso es las acción concreta: hacen falta muchos árboles y su continuación, que es saber dónde es más conveniente plantarlos, qué especies, con qué recursos y plan, y en qué terrenos, para emitir un informe general que recoja estas impresiones. «El Camino de las Ardillas» es el lugar más natural y conveniente de reforestar en estos momentos, por ser la cabecera de las cuencas hidrográficas las que mayormente atraen y regulan los ciclos hidrológicos.
-. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de todo lo que llevas recorrido, tanto desde un punto de vista ambiental como desde un aspecto humano?
Me llama la atención cómo la acción de los humanos, en positivo y en negativo, consigue alterar el medio y cómo la fuerza de la naturaleza, con su motricidad, actúa con una «inteligencia» superior a lo racional o estudiado.
-. ¿En qué situación se encuentran los bosques de la Península? ¿Hay alguna zona que merezca más atención que otras debido a su estado?
Vaya por delante que hay estudios muy serios y precisos de la situación de los Bosques en nuestro país y en la Península Ibérica (recuerdo especialmente uno de Adena), y que mi opinión es sólo la de un caminante un poco avisado. Tras decir esto, mi opinión es que la situación es mala pero con grandes posibilidades si somos capaces de actuar adecuadamente y de inmediato. Y esas posibilidades también significarían una actividad económica altamente notable en las zonas rurales a favor del árbol, creando bosque y acopiando aguas a la vez que generando empleo de calidad.
-. ¿Cuál es el grado de concienciación ciudadana y de las administraciones en el cuidado de estos ecosistemas?
Hay conciencia pero aún escasa. Creo que el umbral para alcanzar el peso social que requiere la situación pasa por doblar o triplicar la masa social de los grupos ecologistas, que la empresa responsable aporte recursos y acciones a favor del medio. Cuando esto ocurra, los políticos actuarán adecuadamente porque estos van a remolque, en el furgón de cola (cuando no pierden el tren de la historia). Tal vez debiera ser al revés, pero desgraciadamente cuando un Estado va bien lleva 20 años de retraso con respecto a la sociedad y a los problemas reales. Recuerdo cuando detuvieron a Uralde que enseñó una pancarta muy conveniente: ‘Los políticos hablan, los líderes actúan’. Estamos en tiempo de consecuencias y hay que actuar obligando a que varíen las políticas.
-. Cuando el viaje llegue a su fin, ¿cuáles son sus proyectos?
Mi viaje terminará tarde porque este Camino atraviesa Europa por el nordeste y, tras ello, América, hacia el sur, hasta la Tierra de Fuego. Y desde Tarifa, África, también hacia el sur por la partición de aguas entre el Índico, el Atlántico y el Mediterráneo. Es el proyecto de mi vida y en algún lugar de ese Camino, que la naturaleza decidió establecer, trabajaré en algo que tenga que ver con la plantación de árboles porque hacen falta muchos más árboles para un futuro mejor.
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