El cernícalo primilla es menor de nuestros halcones fue, hasta mediados del pasado siglo, un habitante frecuente de torres, cortijos, casonas, palacios y castillos situados en regiones dedicadas a la agricultura y la ganadería extensivas, en las que podía encontrar abundantes invertebrados con los que alimentarse, ahora en el Alt Empordà se conseguirá que la especie sea viable por si sola.
Las transformaciones sufridas por el campo español en las últimas décadas mermaron su hábitat y ocasionaron un acusado declive, aunque en los últimos años la situación de la especie parece haberse estabilizado tras verse favorecida por numerosas iniciativas y planes de conservación.
Cernícalo primilla
El cernícalo primilla (Falco naumanni), una especie de ave rapaz – la más pequeña de los halcones- que se extinguió en Cataluña y que no sólo está protegida, sino catalogada como vulnerable y que tiene un gran valor ecológico, está a punto de convertirse en completamente viable por sí misma en la comarca del Alt Empordà (Girona).
La intensa gestión llevada a cabo por la Generalitat en las últimas décadas, como la colocación de cajas nido para potenciar su conservación y reproducción, ha dado sus frutos y este 2025 se han registrado hasta 95 parejas, un récord histórico que dobla la cifra del año pasado, 47, y que supera incluso a la población de la Plana de Lleida, donde también se cría.
Esto hace que, según los expertos, esta especie esté a punto de convertirse en completamente viable por sí sola en el Alt Empordà, sin necesidad de liberar más ejemplares, como se estaba haciendo hasta el momento.
El año pasado, Endesa se sumó al proyecto de reintroducir la especie de la Generalitat y cedió sus soportes eléctricos de la zona para instalar cajas nido.
Así, la eléctrica, en colaboración con el Departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, colocó 52 equipos (38 proporcionados por Endesa y 14 por el Servicio de Fauna y Flora de la conselleria) en 28 torres eléctricas de diferentes líneas de media y baja tensión ubicadas en varios puntos del término municipal de Mollet de Perelada (Girona).
Nidos para el cernícalo primilla, pero también para el búho, la lechuza o la carraca
El criterio, siguiendo las indicaciones de los técnicos de la administración, era conseguir una “nidificación de alta densidad”, aprovechando que la especie puede hacer nidos de manera colonial.
Esto significaba instalar entre dos y cuatro cajas nido por soporte, cercanos entre sí para que les diera la sensación de colonia.
Esta disposición también ha beneficiado a otras especies como el búho, la lechuza común o la carraca europea, que también han utilizado estas estructuras para anidar.
Durante el último trienio, de 2023 a 2025, se han instalado y monitorizado cajas nido en varios puntos de l’Empordà, especialmente en las zonas de Mas Fils, Hortus y Cagaloca.
Según Endesa, este año se han contabilizado 95 nidos ocupados por el cernícalo primilla pequeño, récord histórico desde que se reintrodujo la especie a finales de los años ochenta del siglo pasado.
El mayor porcentaje de ocupación se ha observado en Mas Fils, donde, de esas 95 parejas, 36 lo han hecho en cajas instaladas por Endesa.
Igualmente, se han registrado nidos de otras aves protegidas, como el búho, la carraca europea o la lechuza, hasta llegar a un total de 56 cajas ocupadas.
Estructuras seguras no accesibles por depredadores
La clave del éxito del proyecto, siguiendo los requerimientos ecológicos de la especie, ha sido la colocación de las cajas en estructuras seguras no accesibles por depredadores naturales terrestres, como jinetas y garduñas.
La alta densidad de nidos ha facilitado, según los técnicos, los puntos donde anidar y, en consecuencia, que la pequeña ave rapaz haya tenido un mayor éxito reproductor, ya que la ausencia de vivienda suficiente y la vulnerabilidad de la especie era, hasta ahora, un factor fundamental que limitaba la supervivencia del cernícalo pequeño.
En este sentido, en algunos casos hubo que modificar la configuración del poste de luz para instalar una cruz metálica -a suficiente altura, para que no estuviera al alcance de depredadores- para poder colocar dos cajas a la vez.
Así, los soportes eléctricos se han convertido en un aliado excepcional para facilitar su reproducción. Además, los cables trenzados o aislados de estos soportes hacen imposible el riesgo de electrocución para la ‘avifauna’.
















