Un estudio reciente en el campo de la monogamia, la biología evolutiva y la antropología ha situado a los seres humanos entre las especies más monógamas dentro del grupo de los mamíferos.
Aunque la monogamia absoluta es rara en la naturaleza, los investigadores señalan que los humanos destacan por mantener vínculos de pareja estables y duraderos, una característica poco común si se compara con la gran diversidad de estrategias reproductivas observadas en otras especies.
El análisis de monogamia, basado en datos comparativos de cientos de mamíferos, evalúa no solo el comportamiento sexual, sino también factores como la cooperación en la crianza de las crías, la duración de los lazos de pareja y la exclusividad reproductiva.
Según el estudio, menos del 10 % de los mamíferos presentan algún tipo de monogamia social, y en la mayoría de los casos esta no implica fidelidad sexual estricta. En ese contexto, los humanos se sitúan en el extremo superior del espectro monógamo.
Monogamia en los humanos: Cambridge revela una posición destacada entre los mamíferos
Los humanos están mucho más cerca de las suricatas y los castores en sus niveles de apareamiento exclusivo y la monogamia que de la mayoría de nuestros primos primates, según un nuevo estudio de la Universidad de Cambridge que sitúa a nuestra especie en la mitad alta de una ‘tabla clasificatoria’ de monogamia en mamíferos. La investigación confirma que la monogamia es el patrón reproductivo dominante para los humanos.
Mark Dyble, del Departamento de Arqueología de Cambridge, ha ideado un nuevo enfoque computacional para medir la monogamia: analiza las proporciones de hermanos completos (que comparten ambos padres) frente a medio hermanos (que solo comparten uno) en una serie de especies y poblaciones humanas a lo largo de la historia.
Según Dyble, las especies y sociedades con mayores niveles de monogamia tienden a producir más hermanos completos. El modelo utilizó datos genéticos de estudios recientes de diversas especies y datos etnográficos de 94 sociedades humanas (desde cazadores-recolectores hasta agricultores) para calcular una calificación de monogamia estimada.
El estudio, publicado en Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences, sitúa a los humanos con una tasa global del 66 % de hermanos completos, lo que nos coloca en el séptimo lugar de once especies consideradas socialmente monógamas y que prefieren vínculos de pareja a largo plazo.
Los castores superan a los humanos con una tasa de hermanos completos del 73 %, mientras que las suricatas se quedan ligeramente por detrás con un 60 %. El mono tití bigotudo (78 %) y el gibón de manos blancas (63,5 %) son los primates no humanos más cercanos a nuestra especie en esta clasificación sobre la monogamia.
Los humanos superan a la mayoría de primates en exclusividad reproductiva y monogamia
«Existe una liga premier de monogamia, en la que los humanos se encuentran cómodamente, mientras que la gran mayoría de los otros mamíferos adoptan un enfoque mucho más promiscuo», afirma Dyble, antropólogo evolutivo de Cambridge.
El estudio, publicado en Proceedings of the Royal Society: Biological Sciences, sitúa a los humanos con una tasa global del 66 % de hermanos completos, lo que nos coloca en el séptimo lugar de once especies consideradas socialmente monógamas y que prefieren vínculos de pareja a largo plazo.
Por el contrario, otros primates se encuentran en la parte inferior de la tabla. Los chimpancés y los delfines registran solo un 4 % de hermanos completos, y los gorilas de montaña un 6 %. En el extremo opuesto, la especie más monógama es el ratón ciervo de California, que permanece emparejado de por vida, alcanzando un 100 %.
El hallazgo se produce a pesar de la amplia diversidad cultural humana, ya que hasta el 85 % de las sociedades preindustriales permitían la poliginia (donde un hombre se casa con varias mujeres). Sin embargo, Dyble subraya que incluso los extremos del espectro humano se sitúan por encima de lo que se observa en la mayoría de las especies no monógamas.
La monogamia reproductiva y el impacto de las prácticas culturales modernas
El investigador concluye recordando que el estudio mide la monogamia reproductiva y no el comportamiento sexual, un vínculo que se ha roto en la humanidad gracias a prácticas culturales y métodos de control de la natalidad.
El estudio también subraya que la monogamia humana es flexible y variable según la cultura. Aunque muchas sociedades promueven la pareja exclusiva como norma social, existen excepciones históricas y culturales, como la poligamia o las relaciones no monógamas consensuadas. Aun así, incluso en esos contextos, la presencia de vínculos emocionales estables sigue siendo común.
El investigador concluye recordando que el estudio mide la monogamia reproductiva y no el comportamiento sexual, un vínculo que se ha roto en la humanidad gracias a prácticas culturales y métodos de control de la natalidad.
Los autores señalan que estos hallazgos no implican que la monogamia sea “natural” en un sentido rígido u obligatorio, sino que forma parte de un conjunto de estrategias sociales que han resultado exitosas en la historia evolutiva humana. En definitiva, el estudio aporta una nueva perspectiva científica al debate sobre las relaciones humanas, mostrando que, desde un punto de vista comparativo, los humanos son mucho más monógamos de lo que suele pensarse. Seguir leyendo en ECOticias.com / EFE













