Dentro de las especies en peligro de extinción, hoy estas líneas tienen como protagonistas a los caracoles endémicos; moluscos que son imprescindibles para los ecosistemas de sus hábitats gracias a su capacidad para regular la vegetación y descomponer la materia orgánica.
Sin embargo, se encuentran con diversas amenazas para su supervivencia: pérdida de hábitat, introducción de especies invasoras o la contaminación del agua y de las zonas de suelo donde viven estos caracoles endémicos.
Proteger a los caracoles endémicos
El número de especies de caracoles endémicos de Canarias en peligro crítico de extinción se ha reducido en dos, y ha pasado de 30 a 28, aunque la conservación de la biodiversidad de los caracoles terrestres sigue siendo una tarea urgente para el archipiélago.
Tras más de una década sin información actualizada, se han podido revaluar más de treinta especies de caracoles terrestres endémicos del archipiélago en un proyecto coordinado del Centro para la Supervivencia de Especies de la Macaronesia de Loro Parque Fundación, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la Universidad de La Laguna y el proyecto CanBIO, cofinanciado por Loro Parque Fundación y el Gobierno de Canarias.
Este trabajo ha proporcionado datos clave sobre el estado actual de estas especies permitiendo reclasificar algunas de ellas en categorías de amenaza más bajas según la Lista Roja de la UICN, según ha informado este martes Loro Parque en un comunicado. Es el caso de especies como Hemicycla mascaensis en Tenerife, que pasa de estar en peligro crítico (CR) a casi amenazada (NT), y Monilearia arguineguinensis en Gran Canaria, ahora en peligro (EN).
El director de Loro Parque Fundación, Javier Almunia, destaca que la información actualizada obtenida gracias a este trabajo conjunto es crucial para la conservación efectiva de estas especies tan vulnerables, y añade que la colaboración internacional y local «ha permitido mejorar significativamente nuestro conocimiento y ajustar las medidas necesarias para proteger estos caracoles endémicos».
Sin embargo, Almunia también expresa su preocupación ante la situación general, ya que varias especies permanecen en peligro crítico o posiblemente extintas, por lo que destaca la importancia de continuar con medidas de conservación efectivas y específicas. «Aún queda mucho por hacer, y aunque los avances son esperanzadores, debemos intensificar esfuerzos para evitar la pérdida definitiva de estas especies únicas”, añade.
Por islas, Gran Canaria es la que más especies ha reevaluado (11), seguida por La Gomera (9), Tenerife (7) y La Palma (3). Entre los resultados más relevantes, se encuentran la elaboración de nuevos mapas de distribución y el redescubrimiento de poblaciones que no habían sido vistas en décadas.
El siguiente paso del proyecto es la elaboración de recomendaciones de conservación para el Gobierno de Canarias, destinadas a proteger eficazmente estas especies en el futuro. En concreto, en Tenerife de siete especies evaluadas, una mejora (H. mascaensis, que pasa a NT) y las demás se mantienen en CR, con amenazas como urbanización, especies invasoras y eventos estocásticos.
Destacan H. modesta, N. teobaldoi y I. reticulata por su distribución extremadamente restringida y C. engonatus no ha sido redetectada desde 1852, por lo que se la considera posiblemente extinta. En Gran Canaria se revisaron diez especies; dos bajan de categoría (M. arguineguinensis a EN y N. arinagaensis a VU), mientras que ocho se mantienen en CR por su pequeña distribución y amenazas como actividades militares, urbanización y fragmentación del hábitat, mientras que I. machadoi y C. tamaranensis están probablemente extintas.
En La Palma se evaluaron tres especies y V. festinans mejora a VU tras hallarse nuevas poblaciones mientras que las otras dos (C. putrescens y J. pompylus) no se han vuelto a detectar desde el siglo XIX y siguen consideradas posiblemente extintas. Asimismo en La Gomera de nueve especies revisadas, dos descienden de categoría (C. ronceroi a VU y H. efferata a NT), mientras que otras empeoran como H. gomerensis y N. ocellatus, ahora en CR. En dicha isla los investigadores han confirmado nuevas amenazas como la depredación por caracoles invasores y la pérdida de hábitat, para añadir que C. gomerensis se mantiene en CR, posiblemente extinta.
Para proteger a estos caracoles, es esencial poner en marcha medidas de conservación con son la creación de espacios protegidos, implementar programas de reproducción en cautiverio, además de apostar por campañas de sensibilización disuasorias para los que se dedican a su recolección ilegal. EFE / ECOticias.com


















