La historia geológica del planeta está llena de giros y el último llega desde uno de los más simbólicos del mapa. El Estrecho de Gibraltar, ese corredor marino que separa a España de Marruecos y conecta el Mediterráneo con el Atlántico, podría tener los días contados. Un estudio internacional sugiere que el proceso tectónico que late bajo estas aguas está evolucionando hacia un escenario sorprendente. Según los investigadores, el estrecho estaría “a punto de desaparecer” y los continentes podrían volver a unirse en un plazo que, geológicamente hablando, es relativamente breve.
Un modelo en 3D que reescribe la tectónica regional
El trabajo, publicado por la Sociedad Geológica de América, es fruto de una colaboración entre universidades portuguesas y alemanas. El equipo ha desarrollado un modelo tridimensional que permite visualizar cómo se comportan las placas tectónicas africana y euroasiática en esta zona crítica del planeta.
Los resultados muestran que la placa del Mediterráneo occidental se está hundiendo bajo la del Atlántico. Se trata de un proceso conocido como subducción y, aunque se pensaba que esta región estaba inactiva, la intensidad sísmica que se registra desde el Atlas hasta el Golfo de Cádiz contradice esa idea. La actividad, lejos de extinguirse, está indicando un sistema dinámico que sigue reajustándose.
Los autores explican que para que océanos maduros como el Atlántico empiecen a contraerse deben generarse nuevas zonas de subducción. Estas áreas marcan el lugar donde una placa se dobla y se desliza bajo otra. Las placas, resistentes y densas, no se pliegan con facilidad, de modo que el proceso suele necesitar condiciones muy particulares. Según el equipo, “una posible solución es considerar que las zonas de subducción pueden migrar desde un océano al final de su vida a océanos en el apogeo de su vida geológica”. Este enfoque permite comprender qué está ocurriendo bajo Gibraltar. La subducción no solo continúa, sino que estaría buscando un nuevo territorio hacia el que avanzar.
Un supercontinente fragmentado
El modelo arroja una predicción que impresiona incluso a los especialistas. El Estrecho de Gibraltar estaría “pronto” destinado a cerrarse, lo que implicaría que Europa y África volverían a unirse. Pronto, en términos geológicos, se traduce en unos 20 millones de años. Puede parecer una cifra inabarcable para la escala humana, pero para la Tierra representa apenas un instante dentro de su evolución.
Los investigadores señalan que este mecanismo que denominan “invasión por subducción” podría ser más común de lo que se pensaba. También sería clave en la creación de futuros anillos volcánicos y sísmicos similares al conocido Anillo de Fuego del Pacífico, un cinturón tectónico de cuarenta mil kilómetros intensamente activo. El Mediterráneo, en este escenario, sería el preludio de una cadena de transformaciones que remodelarán por completo el paisaje planetario.
El estudio no solo habla del cierre del estrecho. Propone una visión más amplia sobre cómo migran las zonas de subducción y cómo se reorganizan los océanos. Esta perspectiva tiene implicaciones directas en la comprensión de grandes terremotos, de la formación de cordilleras y de la dinámica volcánica que influye en la atmósfera terrestre.
El Mediterráneo, que ya vivió episodios extremos como la crisis salina del Messiniense, vuelve a situarse como escenario de grandes transiciones. Que dos placas sigan acercándose en un área con tanta densidad de población y actividad económica también invita a reflexionar sobre la importancia de mejorar los sistemas de monitorización sísmica.
Aunque la desaparición de Gibraltar no será visible para ninguna generación humana, el valor del estudio radica en mostrar cómo se construye y reconstruye la Tierra. La investigación recuerda que lo que hoy damos por hecho es solo un capítulo más dentro de una larga secuencia de transformaciones. La ciencia comienza ahora a descifrar ese movimiento oculto que, algún día, volverá a unir dos continentes separados por una franja de agua que parecía eterna.
