La presencia de árboles dentro de los pastizales genera una heterogeneidad espacial que influye directamente en la distribución de especies. Bajo la copa, la sombra reduce la temperatura y la evaporación, creando microhábitats más frescos y húmedos donde pueden prosperar especies herbáceas sensibles a la sequía.
Por otro lado, los nutrientes del suelo, especialmente el nitrógeno y el fósforo, determinan la productividad y la composición funcional de las comunidades vegetales. Ambas circunstancias se han puesto de manifiesto en un estudio que aborda cómo esa cubierta arbórea y esos nutrientes son piezas clave en la biodiversidad de los pastizales submediterráneos.
El secreto que garantiza el buen estado de la biodiversidad de los pastizales submediterráneos
Un equipo científico internacional ha demostrado que la cubierta arbórea y los nutrientes del suelo influyen de forma decisiva en la diversidad y el ensamblaje de las comunidades vegetales en los pastizales submediterráneos, ecosistemas clave en la transición entre climas mediterráneos y templados. El estudio, publicado recientemente en la revista ‘Journal of Vegetation Science’, se ha desarrollado en el Valle de Valdebezana (Burgos) y aporta nuevas claves para la gestión y conservación de estos hábitats frágiles ante el cambio climático.
La investigación, firmada por Sergio de Tomás Marín, Francisco de Bello, Javier Galán Díaz, Francisco J. Muñoz-Gálvez, Iván Prieto y Enrique G. de la Riva, estos dos últimos vinculados a la Universidad de León (ULe), ha analizado cuatro pastizales dominados por especies de origen eurosiberiano y mediterráneo, midiendo diez rasgos funcionales de 106 especies herbáceas.
Los resultados muestran que las comunidades se segregan según su origen biogeográfico a lo largo de un gradiente de recursos edáficos, en línea con el espectro económico de las plantas, que distingue entre estrategias adquisitivas y conservadoras en el uso de recursos.
Aunque la diversidad taxonómica difiere entre comunidades mediterráneas y eurosiberianas, la diversidad filogenética y funcional no presenta diferencias significativas. Sin embargo, los patrones de ensamblaje revelan una sobredispersión filogenética acompañada de agrupamiento funcional, lo que indica que especies de linajes distintos comparten rasgos similares, probablemente por efecto del filtrado ambiental.
Uno de los hallazgos más relevantes es que el cierre del dosel arbóreo —la cantidad de cielo cubierta por la vegetación— influye principalmente en los patrones filogenéticos y funcionales, mientras que los nutrientes del suelo afectan sobre todo a la diversidad taxonómica. En particular, los bordes de bosque cerrados, como los de Fagus sylvatica o Quercus robur, favorecen una mayor diversidad de especies, mientras que los paisajes abiertos con árboles dispersos, típicos de Quercus rotundifolia o Q. faginea, presentan menor diversidad funcional.
Los autores destacan que desacoplar la información filogenética de los rasgos funcionales permite detectar patrones de ensamblaje que pasarían desapercibidos con métodos tradicionales. Este enfoque revela, por ejemplo, que en algunos sitios el entorno local —como la sombra de los árboles o la concentración de nitratos— puede modificar la estructura de las comunidades vegetales, incluso a pequeña escala.
El estudio subraya la importancia de mantener la heterogeneidad del paisaje para preservar la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas. «Combinar áreas forestales con zonas abiertas de pastizal puede maximizar la diversidad y la resiliencia de estos hábitats», señalan los investigadores, que recomiendan incluir la cobertura del dosel arbóreo como variable clave en los planes de gestión.
Los pastizales submediterráneos, situados en ecotonos —zonas de transición entre ecosistemas—, albergan especies únicas y son especialmente sensibles a las variaciones ambientales. Por ello, entender cómo se estructuran sus comunidades y qué factores las condicionan es esencial para protegerlos frente al cambio global.
El trabajo ha sido financiado por la Fundación Alemana de Investigación (DFG) dentro del proyecto ‘Frontera Funcional entre las Comunidades Vegetales Mediterráneas y Eurosiberianas (ECOFUMER)’, y ha contado con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España, el Plan Next Generation de la UE y el CSIC.
En conjunto, la interacción entre la cubierta arbórea y la disponibilidad de nutrientes crea un mosaico ecológico que mantiene la alta biodiversidad típica de los pastizales submediterráneos. Comprender estas relaciones resulta esencial para diseñar estrategias de manejo sostenible que conserven la diversidad biológica y los servicios ecosistémicos que estos sistemas proporcionan. EFE / ECOticias.com