Desde que descubrimos el enorme potencial que esconde el océano para generar energía azul, cada vez más empresas están poniendo su mirada en este recurso, explorando lugares que ni siquiera podríamos haber imaginado antes. La emoción por encontrar formas innovadoras de aprovechar esta fuente inagotable de energía está llevando a las empresas a explorar territorios que desafían las expectativas, abriendo un camino fascinante hacia un uso más sostenible de la energía azul.
Una implementación alarmante de energía azul podría afectar la ecología marítima
Últimamente, ha surgido la consideración de instalar redes antimedusas en el Mar Menor, con un enfoque especial en áreas como Cartagena, San Javier y San Pedro, todos bajo el gobierno del PP. En estos lugares, la demanda de redes de protección para las zonas de baño ha ganado fuerza, impulsada por la preocupación de los residentes y autoridades locales respecto a la presencia de medusas.
Aunque se intenta hacer lo correcto con estas medidas, los expertos señalan que podrían tener consecuencias contraproducentes. No solo existe el riesgo de afectar negativamente al ecosistema marino y sus diversas especies, sino que también se plantea la posibilidad de generar problemas serios en las corrientes marítimas.
La inquietud radica en que la intervención humana para controlar ciertos aspectos del entorno marino podría desencadenar efectos secundarios no deseados y perturbar aún más la delicada red de interacciones en el océano. Es crucial considerar detenidamente todas las implicaciones antes de implementar medidas, asegurándose de que la solución propuesta no cause más problemas de los que intenta resolver.
Frente a las advertencias y consejos de expertos, el ayuntamiento de Los Alcázares ha decidido actuar con prudencia y seguir las recomendaciones de los científicos en lugar de solicitar a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (CARM) la instalación de redes antimedusa. El alcalde, Mario Pérez, ha tomado la posición de priorizar la opinión de los profesionales en la materia.
La corriente del mar y su ecosistema en peligro: esto es lo que podría suceder
Por su parte, Ángel Pérez Ruzafa señala algunos datos a considerar con la implementación de estas mallas, resaltando los grandes efectos negativos: «Producen mortalidad en ciertas especies que quedan retenidas en ellas, se tapizarían con las olas de rápido crecimiento imponiendo restricciones a las corrientes del Mar Menor y la acumulación de materia orgánica, seguida de una degradación de la misma, implicaría enfrentamiento de las playas, malos olores y un consumo del oxígeno disuelto de forma local».
Ángel Pérez Ruzafa explica también que, la retirada masiva de medusas no es considerada una temática eficaz debido a las altas densidades que pueden alcanzar, más aún durante sus vidas fértiles. Esto sugiere que se necesitan enfoques más sostenibles y a largo plazo para abordar el problema de las proliferaciones de medusas en el Mar Menor, como medidas de gestión de ecosistemas y monitoreo continuo de las poblaciones de medusas.
Una solución más amigable con el ecosistema
Por otra parte, los científicos sugieren la implementación de una extensa campaña con el fin de concientizar y resaltar el crucial papel ecológico de las especies de medusas en el Mar Menor. Además, está campaña también se enfocaría en destacar posibles medidas de prevención que contribuyan a mantener un equilibrio ambiental sostenible en la región.
Finalmente, Ángel Pérez Ruzafa mencionó algunos de los puntos más importantes de conservar estas especies: «En este contexto, y teniendo en cuenta la alarma social que generan estos afloramientos de medusas, es importante evitar los mensajes alarmistas y desarrollar, más bien, una campaña de concienciación incidiendo en el papel ecológico de las especies de medusas del Mar Menor y en las posibles medidas de prevención».