La Economía Circular, para ser eficaz, debe parte activa de todas las facetas de la vida, por ello es fundamental que diariamente se tengan en cuenta sus principios y se apliquen también al uso de productos cosméticos y de artículos de limpieza y de tocador.
Cuidar el agua
Dejar correr el agua mientras uno se enjabona bajo la ducha, se lava los dientes o se afeita, es una forma común de desperdiciar grandes cantidades de este preciado líquido, que además acabará impregnado de elementos nocivos, si no se emplean productos naturales y biodegradables. Cerrar el grifo no solo ahorra agua, sino dinero en facturas y es una forma muy eficaz de practicar la Economía Circular.
¿Champú todos los días?
Lavarse el cabello cada uno o dos días, en vez de hacerlo diariamente, significa un enorme ahorro en agua, productos contaminantes (a menos que use champús ecológicos o naturales) y se gana en salud capilar, ya que se conserva por más tiempo, la protección natural del cabello.
Úsalo todo
La enorme mayoría de las personas suele tirar a la basura los envases, en cuanto le resulta algo complicado acceder a lo que resta en su interior. Eso implica que, a veces, hasta un 10% del producto (y del dinero invertido) acaba en la basura. Asegúrese de emplear el contenido completo de cada botella, frasco o pote.
Si el producto es soluble en agua (geles, detergentes, champús, acondicionadores, etc.), coloque un poco dentro y dilúyalo, le rendirá más e incluso tendrá hasta la ventaja de que, el envase estará limpio por dentro, lo que hará que, su reciclaje sea más eficaz y barato en recursos y apostará por la Economía Circular.
Empaques reciclables
Esa es otra de las grandes cuestiones de la Economía Circular en la cosmética, los envases constituyen uno de los factores fundamentales, a la hora de contaminar. Elija envases biodegradables o fácilmente reciclables (como los de cristal).
¿Para qué tantos productos?
Consolidar y simplificar es la fórmula mágica de la Economía Circular, que hará que tanto la billetera como el Medio Ambiente se vean beneficiados. No es necesario tener más de un producto, que hace exactamente lo mismo; comprar lo justo y necesario y siempre dentro de las opciones de cosmética natural, es la solución.
Usar, no amontonar
Una vez que se ha tomado la decisión de qué productos vamos a adquirir, el paso siguiente es emplearlos. De nada vale que nos decantemos por la cosmética natural, si luego no usaremos lo que hemos comprado y acabaremos por tirarlos a la basura, cuando prescriba su fecha de vencimiento, algo que va completamente en contra de la Economía Circular.
No más productos nocivos
Es tan fácil fijarse en las etiquetas y adquirir aquellos productos, que tengamos la absoluta certeza de que, cumplirán con la función de cuidar la piel y/o la salud corporal y que, además, no dañarán al Medio Ambiente.
Resulta contradictorio que se adquieran, por ejemplo, cremas o lociones para la protección cutánea y se elijan aquellas variedades que contiene elementos altamente tóxicos (para la salud y el Medio Ambiente) y hasta probablemente cancerígenos.
Pan para hoy, hambre para mañana
El precio no debe ser óbice para optar por productos, que no sean dañinos. Hay muchas marcas que se compran por su “prestigio” y que resultan mucho más caras que las que emplean productos naturales. Elige aquellas que te ofrecen solo ventajas, es decir, las de cosmética ecologica.
Gastar menos o decantarse por productos que, en vez de ayudar, podrían resultar sumamente perjudiciales, es algo que deberemos pagar con nuestra propia salud y con la del Medio Ambiente que heredarán nuestros hijos y nietos. Y las bases de la Economía circular están completamente en contra de ello.