Los expertos explican que los microplásticos son una constante en nuestras vidas y que están literalmente por todas partes. Los comemos, los respiramos y están en contacto directo con todo lo que nos rodea de manera continua, aunque no seamos conscientes de ello.
Lo peor es que ya están dentro de nuestro organismo y la medicina, por ahora son incapaces de saber qué es lo que podría pasar con este contaminante omnipresente, ya que según sus componentes podría ser acumulativo y nocivo para la salud. Greenpeace Internacional hizo un experimento en la sede donde se celebra el ‘Tratado sobre los Plásticos’, en Ginebra.
En busca de microplásticos en Ginebra
En Ginebra, una de las principales ciudades de Suiza y donde se negocia estos días un tratado global para frenar la contaminación de plásticos, se respira una multitud de partículas microplásticas, entre las que figuran poliéster, nailon, polietileno, copolímeros vinílicos y acetato de celulosa, que son habituales en la ropa, los envases y los muebles. Este es el resultado de una investigación realizada por la organización ecologista international basándose en muestras tomadas en julio en diferentes lugares de la ciudad y que luego se analizaron en un laboratorio.
El método consistió en que una investigadora llevó consigo un analizador de polvo portátil que recogió partículas en suspensión en el aire durante ocho horas en distintos puntos de Ginebra, incluidas oficinas, la estación de tren, tiendas, un centro comercial, restaurantes y cafeterías, desplazándose en transporte público y a pie. El volumen de la muestra fue de 1,7 m³, mientras que una persona suele respirar casi el doble en el mismo periodo de tiempo.
En total se recogieron 165 partículas, de las cuales 94 eran fragmentos de origen indeterminado (muchos de ellos de menos de 20 micras, demasiado pequeños para ser visibles a simple vista), 71 eran fibras (celulosa o materiales naturales modificados, en su mayoría), 12 eran partículas microplásticas confirmadas y otras 3 fueron identificadas provisionalmente como polímeros sintéticos.
Estos hallazgos se hicieron públicos coincidiendo con las negociaciones que se realizan en la sede europea de la ONU en esta ciudad con el fin de acordar el texto de un tratado para frenar la contaminación con plásticos, principalmente mediante un freno a su producción, una cuestión que divide a los países.
La mayoría está a favor de un acuerdo fuerte que realmente conduzca a un cambio por parte de la industria, pero un grupo de países -pocos, pero poderosos- está en contra de que se establezcan topes de producción en los próximos años porque están en el origen de las materias primas a partir de las cuales se elaboran los productos de plástico. En concreto, China (34 %), Estados Unidos (13 %), Arabia Saudí, Corea del Sur, la India y Japón controlan dos tercios de la producción mundial de plástico.
La organización quiso demostrar con su estudio que si el nivel de contaminación es tan elevado en Suiza –país que ocupa el octavo lugar en el mundo por su buena gestión de los residuos– los gobiernos deben preguntarse qué está sucediendo en sus propias ciudades.
Pese a esto, «la industria petroquímica sigue presionando para desarrollar masivamente su producción, que podría triplicarse de aquí a 2060. Y eso que cada respiración nos expone a posibles riesgos para nuestra salud», denunció la experta en consumo y economía circular de la ONG en Suiza, Joëlle Hérin.
Es evidente que tanto los plásticos como los microplásticos son un problema y que es urgente tomar una determinación respecto a su producción a futuro. Falta saber si en Ginebra se impondrá el sentido común o el lobby del petróleo, que trata de impedirlo. EFE / ECOticias.com