“Desde hace tiempo se viene hablando de que hay una necesidad real en España, de impulsar el coche eléctrico como alternativa a los vehículos que consumen combustibles de origen fósil, de cara a la modernización y especialmente, al cumplimiento de los objetivos del país en materia medioambiental.”
Del dicho al hecho…
En España la gente no cree en la viabilidad del coche eléctrico, esa es la cruel realidad. Los españoles aducen que los sistemas están en continua superación por lo que temen que sus compras periman rápidamente, que no hay dónde recargar con comodidad, que son más caros y que la autonomía que ofrecen deja mucho que desear.
Si bien es cierto que cada tanto se impulsan tibias campañas de concientización, en general éstas se dan en las grandes ciudades, no resultan efectivas y en definitiva el español medio sigue creyendo que los coches eléctricos no son para él.
El último proyecto es parte de una serie de medidas que el Gobierno acaba de tomar y que según explicaron, apuntan a que la dependencia de los combustibles fósiles se logre reducir de manera drástica con vistas al año 2020.
Específicamente en el ámbito de la movilidad eléctrica lo que se pretende es que de las apenas diez mil unidades propulsadas por electricidad que circulan hoy por las carreteras españolas, en tres años esta cifra alcance los ciento cincuenta mil vehículos.
Para ello se comprometen a hacer un esfuerzo y colocar más cantidad de sitios donde recargar, ya que los 650 actuales resultan insuficientes, por lo que el objetivo rondaría los 1190 puntos de reabastecimiento eléctrico a nivel urbano.
Otra de las formas de apoyar a los futuros compradores es la reedición del plan Movea, que del 2016 al 2017 ha sufrido unos cuantos cambios, entre los que destaca la reducción de los plazos para la presentación de los documentos de solicitud, que pasó de 150 días (una cifra exagerada y poco práctica) a 10 (lo cual “a priori” suena un poco perentorio).
Paso a paso
Si analizamos los objetivos propuestos, lo primero que llama la atención es que se pretende multiplicar por quince el parque automotor eléctrico, pero los puntos de recarga no van siquiera a duplicarse. Eso ya parece una contradicción en sí misma, pero podría haber revisiones que subsanaran esta incongruencia (ojalá que alguien se dé cuenta de ello).
En este punto es importante recordar que Tesla anunció que venderá sus coches en España con su propia red comercial, a partir de mediados de 2017 y que la empresa de Elon Musk se ha comprometido a que entre Madrid y Barcelona haya suficientes estaciones de recarga, para un viaje viable y cómodo.
En cuanto al plan Movea 2017 se eliminó el llamado “cupo máximo” por 4 años que pesaba sobre las empresas y que ascendía a 200.000 euros, lo que permitirá que una organización pueda hacer cambios reales de toda su flota sin cotos de ningún tipo.
Otra de las modificaciones es la antigüedad máxima permitida en el vehículo que se va a adquirir, que aumenta de 6 a 9 meses, por tanto, es posible no solo comprar coches nuevos, sino que las opciones de elección se amplían algo más.
Las ayudas del Movea 2017 seguirán abarcando no solo a los coches eléctricos 100%, sino también a los híbridos de autonomía ampliada y a los híbridos “enchufables” y se otorgarán de acuerdo a la autonomía del coche en modo eléctrico. También habrá apoyos económicos para la instalación de puntos de recarga públicos y privados, cuyo monto dependerá del tipo de recarga (vinculada, rápida y ultrarrápida).
Ahora veamos las “pegas” del Plan para 2017. La primera es que no es combinable con otros planes. Esto implica que, si en una Comunidad Autónoma se dan ayudas especiales para la compra de este tipo de vehículos, no pueden “sumarse”, por lo que habrá que estudiar cuál es la más conveniente en cada caso particular.
Otro de los problemas es el límite que se ha impuesto para el monto de dichas ayudas, que será de apenas de 12 millones de euros (frente a los 13.3 del año pasado) y que los expertos estiman se agotarán en un plazo máximo de 3 a 4 semanas, por lo que, si no se está pendiente de ser de los primeros, estas ayudas no servirán de mucho.
En Europa
Ahora veamos las diferencias con Europa. En Alemania, por ejemplo, los planes de ayudas ascienden a unos 1300 millones de euros y el país cuenta con más de 6.700 puntos de recarga públicos. En Reino Unido se invierten 800 millones de euros para apoyar la adquisición de coches eléctricos y disponen de 4.500 puntos de carga.
Las diferencias son abismales en todos sentidos, además de que en ambos países ya existe una cultura popular, en cuanto al uso del vehículo eléctrico como forma de ahorrar y a su vez contribuir a que disminuya la polución ambiental.
Por otra parte, hay un planteo muy simple y es el siguiente: se está fomentando desde todos los ámbitos la producción de coches eléctricos, ya sea por las directivas que sugiere la UE, hasta las medidas que las grandes ciudades están tomando, en cuanto a la prohibición de que circulen vehículos diésel en sus calles.
Esto generará una mayor producción de coches eléctricos y en algún lado habrá que fabricarlos. Y si Ford, Renault o Nissan se plantean dónde poner plantas, seguramente se decantarán por hacerlo en aquellos países en donde además de producirlos los podrán vender, ahorrándose un montón de dinero, solamente en costos de transportes.
En definitiva, que como era previsible, lo que ofrece el gobierno es más de lo mismo. Si no hay cambios tangibles, ayudas efectivas y un interés real en fomentar el empleo de energías alternativas, la visión de unas carreteras españolas pobladas de coches eléctricos seguirá siendo una hermosa utopía.