El cambio climático supone un reto y una oportunidad y dado que el mundo está en transición hacia formas de energía de bajo carbono, no hay dudas que la innovación en el transporte debe estar en el corazón de la misma, dado que representa el 28 por ciento del consumo mundial de energía.
Una necesidad perentoria
El desarrollo de combustibles de bajo contenido de carbono para todo tipo de vehículos: coches, camiones, barcos y aviones se considera un aporte fundamental a los esfuerzos globales para hacer frente al cambio climático.
Hoy en día hay alrededor de mil millones de vehículos de pasajeros en las carreteras de todo el mundo y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) espera que este número ronde los 2.000 millones para el año 2040.
Por esa razón resulta crucial reducir las emisiones, al tiempo que se aumenta la eficiencia de los vehículos. Sin embargo, no hay una respuesta sencilla y única, cuando más del 90% del transporte funciona con combustibles de origen fósil.
El mundo necesitará coches eléctricos producidos en serie y asequibles, vehículos eléctricos con pilas de combustible de hidrógeno, medios de transporte con mayor alcance y un reabastecimiento más rápido. La infraestructura de apoyo a estos vehículos debe ser puesta en marcha lo antes posible y los consumidores deben estar dispuestos a dicho cambio.
El movimiento global hacia el transporte de bajas emisiones será ayudado por combustibles más limpios y más económicos, lubricantes más eficientes y mejores motores. Los biocombustibles con bajas emisiones de carbono también serán importantes.
La próxima generación de esta tecnología será capaz de convertir los residuos directamente en combustible y tales innovaciones, entre otras muchas, ayudarán al mundo a hacer la transición hacia un futuro de bajo carbono y más eficiente en energía.
La solución: los coches eléctricos
Un coche eléctrico es el que menos contamina, ya que no tiene ningún tipo de emisiones, pero a ello se le debe sumar que tampoco tenga una huella de carbono que dependa ni de su construcción ni, sobre todo, de su forma de abastecerse, ya que si consume electricidad que no provenga de fuentes de energía renovable, no será 100 % sostenible.
Los vehículos eléctricos han hecho muchos progresos, pero aún resta un largo camino por recorrer. Según la AIE en la actualidad circulan por el mundo alrededor de 1,26 millones de coches eléctricos, pero eso significa que la cuota de mercado global apenas alcanza a 0,1 por ciento.
Tesla dice que planea vender 500.000 coches eléctricos al año. Utilizando la tecnología actual, requeriría alrededor de dos tercios de la producción anual de litio del mundo para sus baterías. Los suministros de otros minerales como el cobalto también podrían estar bajo presión. Y con más de mil millones de coches en las carreteras, 500.000 son, en cualquier caso, menos de dos milésimas partes de la flota mundial.