Estas mejoras incluyen programas de compromiso y participación de empleados de fábricas principalmente donde se pone de manifiesto que las acciones diarias realizadas por los propios trabajadores tienen un gran impacto. De este modo, la compañía ha conseguido reducir un 20% el uso de energía por unidad de producción en sus instalaciones, logrando su objetivo fijado para 2020 cuatro años antes.
P&G ha logrado ahorrar a nivel global cerca alrededor de 430 millones de euros (alrededor de 500 millones de dólares) desde 2010 gracias a las mejoras realizadas para reducir el consumo energético, según informa la compañía.
Estas mejoras incluyen programas de compromiso y participación de empleados de fábricas principalmente donde se pone de manifiesto que las acciones diarias realizadas por los propios trabajadores tienen un gran impacto. De este modo, la compañía ha conseguido reducir un 20% el uso de energía por unidad de producción en sus instalaciones, logrando su objetivo fijado para 2020 cuatro años antes.
P&G continúa así con su apuesta por el cuidado del medio ambiente, a través de diferentes medidas, entre las que se encuentra asegurar que las fábricas se alimenten en un 30% de energía renovable. En España, todas las fábricas de P&G utilizan electricidad 100% renovable.
La compañía indica que ofrecer opciones más sostenibles no tiene por qué implicar mas costes para el fabricante o para el consumidor. Por eso, considera que los residuos que inevitablemente se generan en sus fabricas tienen un valor añadido, siendo reutilizados como materia prima para otras industrias, fomentando así la economía circular.
De este modo, la investigación de formas innovadoras que encuentren valor en aquello que, hasta el momento, se considera un residuo, es una de las prioridades de la compañía. Por ejemplo, la fabricación de pallets plásticos a partir de restos de pañales y compresas, o la utilización de residuos de producción del material absorbente de pañales para fabricar plantillas para calzado. Asimismo, los restos del envasado de los productos de higiene femenina e infantil se recuperan y se venden en el mercado del papel.
Los restos de fibras no usados durante la fabricación de productos de celulosa de P&G en algunos países, se utilizan para elaborar materiales de construcción de bajo coste como tejas, o los residuos de las fábricas de higiene íntima femenina, se utilizan para fabricar plantillas.
Lo mismo ocurre en el proceso de elaboración de los champús Pantene o H&S, utilizando los residuos como fertilizantes para plantar nuevos árboles y así transformar polígonos industriales en parques y espacios verdes.
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