Ese es el caso del Forum Medioambiental para la Ciencia del Bromino (BSEF), una organizaciĆ³n en torno a este compuesto usado masivamente como retardante de llama en equipamientos anti-incendio y que, entre otros muchos peligros, es tĆ³xico para el cerebro. El Observatoria de la Europa Corporativa (CEO) y asociaciones afines de Estados Unidos hicieron un seguimiento sobre este “ecoforum” cuyos informes y expertos negaban cualquier tipo de toxicidad en los compuestos brominados pese a que numerosos estudios cientĆficos asĆ lo advertĆan. Y demostraron que era una organizaciĆ³n fantasma creada por Burson-Masteller, la mayor consultora mundial de asuntos pĆŗblicos, en nombre de los cuatro mayores productores de bromino para presionar con argumentos supuestamente cientĆficos y ambientales a los polĆticos de Bruselas que amenazaban con prohibir en Europa, como en otros lugares del mundo, los retardantes de llama brominados (BFR, por sus siglas en inglĆ©s) . “En mayo de 2003 –explica un informe del Observatorio CEO titulado Bruselas, el Barrio de la UE- varios periĆ³dicos y televisiones recibieron una carta en la que el bufete legal Harbottle & Lewis, en nombre del BSEF, les exigĆa que no reprodujesen las advertencias contra los retardantes bromados lanzadas por el Fondo Mundial sobre la Naturaleza y otros grupos ambientalistas. La carta terminaba con un contundente aviso: Tenemos que decir, para que quede constancia, que nuestros clientes harĆ”n un seguimiento de la cobertura de la prensa y demĆ”s medios sobre el tema de los retardantes bromados y no dudarĆ”n en iniciar las acciones precisas si se difundiesen afirmaciones incorrectas o imprecisas en relaciĆ³n a los BFR que perjudicasen los intereses de nuestros clientes”. Llegados a este punto, parecĆa claro que la supuesta organizaciĆ³n cientĆfico-ecologista no lo era en absoluto. La placa colgada en el portal 118 de la Avenida de Cortenbergh, en Bruselas, no oculta que su oficina y la de Burson-Masteller son la misma.
Un caso parecido es la Sociedad Europea para la EnergĆa y el Medio Ambiente, que defiende principalmente a los gases fluorinados (mĆ”s conocidos como “gases f”), que destruyen la capa de ozono y contribuyen enormemente al efecto invernadero y el cambio climĆ”tico. SegĆŗn el mismo CEO, la SEEM fue creada por otra firma internacional de “public relations”, Hill and Knowlton, con el dinero de DuPont, Honeywell y otros fabricantes. El lobby hizo una exitosa campaƱa contra la prohibiciĆ³n de estos potentes “gases de invernadero”, que ya estaban prohibidos en Austria y Dinamarca, e, incluso, presionĆ³ a la UE para impedir a estos gobiernos prohibir “por su cuenta” productos permitidas por la normativa comunitaria. De momento, no han conseguido esto Ćŗltimo, pero la batalla no ha terminado. En octubre de 2005, el Parlamento Europeo votĆ³ en contra de nuevas regulaciones sobre los “gases F”
Estas dos organizaciones fueron creadas con un fin concreto, evitar posibles prohibiciones de productos quĆmicos especĆficos. Para “verdear” la posiciĆ³n empresarial en los mĆ”s controvertidos asuntos ecolĆ³gicos (la contaminaciĆ³n electromagnĆ©tica, la catĆ”strofe de Chernobil, el cambio climĆ”tico o los alimentos transgĆ©nicos) fue creada, en 2001, Greenfacts. “GreenFacts –explica su portal de Internet, www.greenfacts.org- es una organizaciĆ³n independiente, sin Ć”nimo de lucro y con sede en Bruselas. Su fin es publicar en Internet resĆŗmenes fieles de documentos cientĆficos de referencia sobre cuestiones de medio ambiente y salud”. Nada mĆ”s desinteresado, Āæverdad? La misma pĆ”gina explica que la organizaciĆ³n naciĆ³ “a iniciativa de miembros de instituciones del Ć”mbito de la ciencia y de organizaciones del Ć”mbito del medio ambiente y la salud, asĆ como tambiĆ©n de empresas, que subrayaron la necesidad de un mayor acceso a informaciĆ³n objetiva sobre cuestiones de medio ambiente y salud”. Por informaciĆ³n “no objetiva”, obviamente, hay que entender la de ecologistas y cientĆficos crĆticos. Y, aunque la participaciĆ³n de empresas en esta iniciativa parece testimonial, en realidad, la asociaciĆ³n fue fundada con una aportaciĆ³n econĆ³mica de la multinacional quĆmica belga Solvay y entre sus contribuyentes actuales se cuentan la patronal quĆmica europea (CEFIC), la patronal de fabricantes de pesticidas (la AsociaciĆ³n Europea para la ProtecciĆ³n de las Cosechas), la quĆmica norteamericana Procter and Gamble, la petrolera belga Total o la farmacĆ©utica GlaxoSmithKline.
No sorprende por ello que, si, por ejemplo, uno busca informaciĆ³n en este sitio sobre los ftalatos, un componente tĆ³xico del plĆ”stico PVC, podrĆ” leer que el DBP –un tipo de ftalato-, es “causa de daƱo para el niƱo no nacido” pese a que estĆ” reconocido como algo mucho peor, un tĆ³xico para el feto. Para ampliar informaciĆ³n, Greenfacts ofrece vĆnculos a entidades afines, por ejemplo el Centro de EEUU para la EvaluaciĆ³n de Riesgos sobre ReproducciĆ³n Humana, muy benĆ©volo con este plĆ”stico, y no a la web sobre prohibiciĆ³n de ftalatos en juguetes en la UE, por ejemplo. “SegĆŗn mis noticias –explica Axel Singhofen, asesor del Grupo Verde en el Parlamento Europeo- todas las ONG medioambientales con sede en Bruselas han tenido malas experiencias con ellos y han rechazado cooperar con ellos o recibir su cooperaciĆ³n y varios cientĆficos respetables tambiĆ©n han rechazado su cooperaciĆ³n por dudas sobre la neutralidad cientĆfica de Greennfacts”.
Numerosas pĆ”ginas web de sectores industriales tienen enlaces a la web de Greenfacts. Es el caso de la pĆ”gina del Foro IbĆ©rico del PVC, un lobby espaƱol empeƱado en convencernos de las bondades sanitarias y ambientales de este controvertido plĆ”stico clorado. “En este site –se lee en la web del Foro del PVC-, encontrarĆ©is una ONG dedicada a facilitar informaciĆ³n cientĆfica de hecho y contrastada y temas relacionados con la salud a todos los lĆderes de opiniĆ³n y pĆŗblico general”. “Es una falsa organizaciĆ³n verde –concluye categĆ³rico Axel Singhofen, buen conocedor de las prĆ”cticas de esta organizaciĆ³n-, una pura organizaciĆ³n de lavado de imagen y son cada vez peor porque estĆ”n cada vez mĆ”s metidos en el sistema; por ejemplo, han consegudio 25.000 euros de la DirecciĆ³n General de Consumo de la ComisiĆ³n Europa por traducir a un lenguaje sencillo un informe cientĆfico de 50 pĆ”ginas sobre productos de consumo y estĆ” previstos otros dos trabajos similares al mismo precio”. El Grupo Verde del Parlamento Europeo ha elevado diferentes quejas contra estos “falsos verdes”, pero numerosos europarlamentarios y eurĆ³cratas han participado en actividades de este grupo supuestamente financiado por grandes industrias.
Lavado verde contra el clima
Desde que en 1992 se acordĆ³ el Convenio sobre Cambio ClimĆ”tico en RĆo de Janeiro, los representantes gubernamentales partidarios de reducir la emisiĆ³n de Ā«gases invernaderoĀ» han tenido que batallar contra infinidad de estos grupos. El mĆ”s importante, sin duda, es la CoaliciĆ³n Global para el Clima, un conglomerado de multinacionales norteamericanas relacionadas con el automĆ³vil (desde petroquĆmicas, como Shell o Texaco, a los gigantes del coche, como General Motors o Ford) que ha patrocinado infinidad de estudios cuyas conclusiones eran contrarias a las del prestigioso IPCC, el panel de expertos sobre los que se basa el Convenio de Cambio ClimĆ”tico. SegĆŗn Gore, se han publicado 928 artĆculos cientĆficos que confirman que la causa del calentamiento global son las emisiones humanas de diĆ³xido de carbono y ni uno sĆ³lo que demuestre lo contrario. Sin embargo, cuando se trata de artĆculos de divulgaciĆ³n en torno al cambio climĆ”tico, resulta que el 53% de ellos ponen en duda la “culpabilidad” del CO2 en este problema. SegĆŗn Gore, esto demuestra la manipulaciĆ³n de la opiniĆ³n pĆŗblica, sobre todo, en Estados Unidos, que intetan realizar los sectores econĆ³micos opuestos a Kioto y a cualquier reducciĆ³n de emisiones contaminantes.
Sin embargo, el punto fuerte de la CGC se encuentra mĆ”s bien en los perjuicios econĆ³micos que, a su juicio, tendrĆa una acciĆ³n enĆ©rgica en favor del clima para toda la sociedad, argumento que, de momento, asusta a los gobiernos de los Ā«paĆses ricosĀ» mucho mĆ”s que la subida en el nivel del mar o el aumento de las sequĆas. En la pĆ”gina de Internet que ofrece esta coaliciĆ³n se puede encontrar la siguiente declaraciĆ³n: Ā» Entre 1971 y 1990, ha habido un aumento del 1% en las emisiones de carbono de los paĆses del G-7 [los mĆ”s ricos del mundo] con un aumento del 0,4% en el Producto Interior Bruto (PIB) de los demĆ”s paĆses. BasĆ”ndonos en esta relaciĆ³n histĆ³rica, una disminuciĆ³n del 1% en las emisiones del G-7 se corresponderĆa con una disminuciĆ³n del PIB de los demĆ”s paĆses en un 0,4%Ā».
Por supuesto, para los Ā«paĆses ricosĀ» tambiĆ©n serĆa muy negativo Ā«detenerĀ» el crecimiento econĆ³mico mediante una polĆtica de emisiones demasiado Ā«ecologistaĀ». Un estudio realizado por las consultoras econĆ³micas WEFA Group y H. Zinder, encargado por la CGC, afirma que, si se pusiera en prĆ”ctica un objetivo de reducciĆ³n e CO2 del 20% se producirĆa pĆ©rdidas econĆ³micas de entre el 3 y el 3,5% del PIB para Estados Unidos. En esta misma lĆnea economicista ha insistido otro Ā«lobbyĀ» muy activo contra las medidas Ā«anti-efecto invernaderoĀ», la AsociaciĆ³n Nacional de Fabricantes de Estados Unidos.
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Ā Rafael Carrasco / ECOticias.com (RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS)