Décadas de educación ambiental, profesionales como María Novo, José Ramón González Pan, los chicos y chicas del CENEAM, y tantos otros que dedican sus fuerzas a hacernos entender que el planeta Tierra es único, que es nuestro hogar, que lo compartimos con millones de especies y que debemos esforzarnos en cuidarlo y respetarlo porque no es nuestro en propiedad, sino que es una herencia que debemos cuidar para nuestros hijos.
Y el caso es que ahora llega un equipo de astrónomos americanos y nos dicen que han descubierto un planeta que parece “habitable” para el ser humano, que es el más parecido a la Tierra de todos los que se han descubierto hasta ahora. La jodimos, perdón, la fastidiamos.
Pues nada, dejemos ya de preocuparnos por cuidar el que tenemos, vamos a exprimirlo a tope de recursos naturales y vamos preparando ya el desembarco en el nuevo. Y de paso estaría bien nombrar “Nuevos visionarios del siglo XXI” a los creadores de WALL-E, ellos ya lo habían imaginado.
Si en algo somos expertos, es en buscar salidas cuando nos sentimos acorralados. Que el cambio climático aprieta, que sube el nivel del mar, aumentan las temperaturas, aparecen vectores de transmisión de enfermedades tropicales impronunciables y llegan oleadas de personas desplazadas desde sus lugares de origen, pues no pasa nada, vamos buscando plaza en los cruceros espaciales que nos lleven a la nueva tierra prometida.
Que aumenta el precio de la electricidad, que la gasolina empieza a convertirse en un artículo de lujo y que el agua se tiene que conseguir con cartilla de racionamiento, que nadie se preocupe, es posible que el nuevo planeta nos permita empezar de nuevo, pero con las maneras de siempre por supuesto.
Estoy seguro que pronto empezarán a aparecer, en nuestras actividades de educación ambiental, aquellos que argumentarán que de nada sirve “ahorrar un poco de agua, apagar las luces, reciclar, siendo más de 6.000 millones” como dice Jane Goodall, porque para lo que nos queda aquí, pues ya se sabe.
Imagino el planteamiento de un inquilino al que le quedan dos semanas de alquiler antes de cambiar de casa ¿Se va a preocupar por reparar la cisterna que gotea? ¿Por pintar las paredes que muestran ya algunos desconchones? Probablemente no. Para lo que le queda en el convento…
Ahora bien, ¿Qué quiere decir “el más parecido al nuestro de todos los descubiertos”? ¿Habrá un Ikea en cada cuadrante planetario? ¿Hay ya autovías suficientes para poder ir en vehículo, con motor altamente contaminante, a todas partes? ¿Los suelos permiten que las semillas transgénicas ofrezcan cosechas que sólo alimenten a aquellos que simpaticen con las empresas que las comercializan?
¿Hay suficientes cráteres que sirvan como improvisados vertederos hasta que construyamos versiones interplanetarias de Valdemingómez? En ese caso los norteamericanos han dado en el clavo, ese es un planeta “altamente habitable”.
Es más, según he leído, en la mitad es noche perpetua, así que imagino a los señores de las compañías eléctricas españolas frotándose las manos ¿Imagináis el déficit tarifario que se puede originar allí con el consumo eléctrico doméstico? Y además ningún molesto ecologista podrá argumentar eso del ahorro y la eficiencia, porque allí partimos de cero y no hay ningún cambio climático de origen antropogénico que frenar.
Se me ocurre que tal vez a los mandamases de la Fórmula Uno se les ocurra realizar allí las próximas carreras de coches, sobre circuitos urbanos que habrá que iluminar artificialmente, que a fin de cuentas eso es lo que les gusta. Si eso pasa, ojalá la nueva versión tuneada de la Estrella de la Muerte vaya a hacer prácticas de tiro con el nuevo planeta y aquí paz y después gloria.
Si toda esta elucubración algún día se hace realidad, disculpadme, pero yo me paso al lado oscuro de la fuerza, con el que simpatizo cada vez más. Debe ser que con los años, esa sabiduría que se supone que adquieres, te hace ver las cosas de modo diferente.
Yo simpatizaba con Skywalker de niño, hasta que me hice adolescente y entendí que el que se llevaba a la chica era Han Solo, y entonces cambié. Ahora me imagino como el segundo de a bordo de la Estrella de la Muerte leyéndole la guía Michelín estelar a Darth Vader.
El Premio Nobel de Química de 1986, el norteamericano, Dudley Herschbach dijo recientemente: «El humor es una de las cualidades más importantes que el ser humano puede tener. Es importante para vivir una vida feliz e interactuar con otras personas. La ciencia está impregnada de esto porque en ella se trabaja en equipo y, compartiendo el entusiasmo y la risa, se crean enlaces entre las personas, lo que hace más efectiva la labor». Lo comparto, pero ojo, si Darth Vader busca personal que me avisen.



















