Los isleños, en gran parte, a través de cooperativas e individualmente, son los propietarios y gestores del sistema energético, aunque también hay alguna pequeña empresa. Los habitantes de la isla se apoyan en una organización no gubernamental para gestionar la adquisición y suministro eléctrico denominada SEA (Samso Energy Agency) al margen de grandes empresas energéticas y compañías transnacionales. Los isleños invirtieron el equivalente 13.300 euros por ciudadano. Muchos vecinos tienen participaciones en la propiedad de turbinas y las plantas de biomasa.