El 40% de las fugas de calor se producen a través de puertas y ventanas. Para prevenirlas, resulta fundamental mejorar el aislamiento térmico de tu vivienda. La instalación de cristales dobles, cinta aislante bajo las puertas, silicona para aislar las ventanas, cortinas gruesas, persianas, alfombras y moquetas te ayudará a conservar mejor el calor interior.
Ten en cuenta que diez minutos son suficientes para renovar completamente el aire de una habitación: abre la ventana el tiempo exclusivamente necesario.
Ajusta el encendido de la calefacción al horario real de ocupación de la vivienda y recuerda que durante la noche, arropado, no es necesaria la calefacción salvo que el aislamiento de tu hogar no sea el apropiado.
Si vas a estar ausente durante un tiempo, deja el termostato en torno a los 15ºC para, por un lado, evitar el despilfarro energético, y, por otro, evitar que la vivienda se enfríe completamente.
Ajusta el termostato en torno a los 20ºC y utiliza ropa de invierno para estar en casa. Durante la noche, corre las cortinas y baja las persianas para mejorar el aislamiento. Recuerda que cada ºC de incremento de temperatura el consumo energético aumenta un 7% (datos del Ministerio de Industria), al igual que las emisiones de CO2.
Si haces una comida al horno, deja la puerta abierta cuando termines. El calor acumulado puede aprovecharse para calentar la cocina y las habitaciones contiguas, permitiendo así que el termostato de la calefacción pueda estar un poco más bajo.