La organización ecologista recuerda que las pesquerías europeas están atravesando una crisis ambiental, económica y social que afecta a miles de personas que han vinculado sus medios de vida con la conservación del mar y los océanos. Además de las consecuencias sobre el medio marino del uso de este tipo de redes, la pesca de arrastre en Grecia genera unas 15.000 toneladas de captura accidental al año de especies que podrían ser comestibles (1).
A pesar de esta crisis social y ambiental, la pesca artesanal en toda Europa (que representa casi el 80% del sector) está trabajando para cambiar el rumbo de las pesquerías. Dado el actual ritmo de sobrepesca en los próximos años se reducirán las capturas, por lo que la Comisión Europea estima que en la próxima década habrá una reducción del empleo en el sector pesquero del 60%. Asimismo, Greenpeace considera que hay que tener en cuenta que los pescadores artesanales, una parte importante de las comunidades costeras, se enfrentan a los mayores impactos de esta reducción ya que no cuentan con los mismos recursos que las grandes compañías pesqueras para defender sus derechos.
«Las prácticas destructivas de los arrastreros de costa amenazan el futuro de miles de pescadores artesanales que, hoy por hoy, se enfrentan al desempleo. La pesca artesanal en Grecia representa el 95% de su pesquería y, sin embargo, no está defendida por el Gobierno, al igual que ocurre en España y en otros lugares de Europa, donde son otros artes más destructivos los que se ven beneficiados», ha declarado Celia Ojeda, responsable de Océanos de Greenpeace. «La futura PPC debe reducir la sobrecapacidad pesquera dando prioridad a la eliminación de los artes más destructivos».