Con una infraestructura mínima, compuesta por cien colmenas y una furgoneta, cuatro amigos pusieron en práctica sus inquietudes profesionales y las refundieron en un tipo de actividad imbuida de una fuerte responsabilidad social y ambiental que dio lugar a la empresa Abella Lupa, dedicada a la producción de miel ecológica.
Bajo el lema «Abejas trabajando por la biodiversidad y el patrimonio rural», el esfuerzo de Abella Lupa no solo se orienta a mejorar la ya de por sí excelente calidad de la miel gallega, según explica su presidente, Alexandre Cendón, sino también a la recuperación del patrimonio etnográfico a través de actividades relacionadas con la apicultura.
Para este emprendedor «unir nuestros conocimientos en apicultura, biología, ingenierías de montes y forestal, educación ambiental y ciencias sociales, con altas dosis de investigación y esfuerzo, contribuyen a obtener resultados muy buenos en cuanto a las actividades de recuperación y valoración del patrimonio».
Basándose en esta experiencia, el presidente de Abella Lupa aconseja a cualquiera que quiera arrancar su propia empresa «definir bien su proyecto, defenderlo sin imprecisiones y no cesar en su empeño de sacarlo adelante, por muchas dificultades que surjan en el camino».