¿Eco, orgánico, bio, sostenible o greenwashing?. El lavado verde manipula y engaña a las personas consumidoras, impidiendo el acceso a la información necesaria para ejercer un consumo crítico y transformador. Necesitamos de manera urgente un cambio en nuestro consumo que frene la crisis social y ecológica.
Términos como eco, orgánico, bio, sostenible y un largo etcétera de palabras biensonantes son utilizadas por grandes marcas de todo tipo, como sucede con la industria de moda, con el fin de satisfacer a personas cada vez más críticas y con conciencia ecológica, sin embargo, siguen escondiendo graves impactos sociales y ambientales en su cadena de producción.
Palabras y mensajes que no están todavía prohibidos ni regulados, pero sí deberían hacernos desconfiar de las grandes empresas, ya que no son más que una práctica de marketing que busca beneficiar su reputación poniéndose una etiqueta verde realmente inútil para solucionar el grave problema ambiental y social que hay tras la industria textil y la moda.
Moda
Esta industria se nutre de productos creados para quedarse obsoletos al poco de comprarlos, artículos que enseguida pasan de moda, necesidades “creadas” por la industria publicitaria para hacernos sentir que podemos comprar un trocito de felicidad a base de poseer aquello que nos quieren vender.
La obsolescencia percibida en la moda, es una estrategia clave más de las grandes empresas de esta industria para seguir inflando sus arcas a costa de expoliar el planeta y vulnerar los derechos humanos.
Los impactos de este modelo de sobre-producción y sobre-consumo abrazan todo el ciclo de vida de un producto, desde la explotación de recursos naturales, que causa violación de derechos humanos y desastres ambientales, hasta la nefasta gestión de residuos, que supone un despilfarro de recursos (en España cada año se desperdician casi un millón de toneladas de ropa y material textil en vertederos), y daños al medio ambiente y a la salud de las personas.
Sobreconsumo
No paramos de consumir de forma desproporcionada, es un hecho. El sobreconsumo al que nos incitan las grandes marcas está en cada rincón de nuestra vida. La ciencia nos dice insistentemente que no seremos capaces de separar el crecimiento económico de los impactos sociales y ambientales. Necesitamos reiniciar la economía y dejar atrás la obsesión por el crecimiento.
Conscientes de esta realidad, ya hay iniciativas ciudadanas que se imponen para darle la vuelta a esta situación, trabajando opciones para alargar la vida de los productos y así reducir el consumo de recursos naturales.
Amigos de la Tierra puso en marcha una herramienta colaborativa, Alargascencia, un directorio de establecimientos que alargan la vida útil de los productos: arreglando, compartiendo, reparando, alquilando, intercambiando o utilizando productos de segunda mano.
Una segunda y longeva vida
Además existen numerosos espacios informales de reparación como los repair cafés, que son además lugares de encuentro, de intercambio de saber y de lucha contra la cultura del usar y tirar, en los que puedes reparar tus prendas y darles una segunda y longeva vida.
Existe además el movimiento “Derecho a reparar” al que pertenecemos, y que está compuesto por organizaciones sociales, ecologistas, personas consumidoras, reparadoras y activistas de la economía social que luchan por la durabilidad y la reparabilidad de los productos.
Desde esta red se exigirán medidas significativas y urgentes, denunciando el lavado verde a través del cual las grandes empresas y corporaciones “maquillan” sus productos con sostenibilidad, el llamado greenwashing, sin modificar sus modos de producción ni políticas internas e impidiendo el acceso a la información necesaria para ejercer un consumo crítico y transformador.
Conocer las estrategias de las empresas para seguir perpetuando este sistema tan lucrativo para unos pocos, es un gran paso. Han de saber que al otro lado se encontrarán con una ciudadanía crítica que no está dispuesta a dejarse engañar con su insistente greenwashing. ¿Eco, orgánico, bio, sostenible o greenwashing?.
