Muchas veces confiamos en lo que nos dicen, especialmente cuando se trata de cuidar nuestro planeta o cambiar algún hábito en nuestra vida diaria, pero lamentablemente hemos estado viviendo un gran engaño, pues mientras creíamos que estábamos ayudando al planeta en realidad hacíamos lo contrario.
El aumento de la conciencia ambiental
Nuestro planeta está cada vez más contaminado y la única esperanza para que tenemos para revertir el daño es cambiar nuestro estilo de vida, por uno más ecológico, pues pequeñas acciones como cuidar el agua o la energía pueden hacer grandes cambios.
El lado positivo es que la preocupación y la conciencia ambiental también han crecido por lo que cada vez son más las personas que quieren aportar su granito de arena para cuidar el planeta y una de las formas más comunes de hacerlo es a través del reciclaje.
El problema es que no siempre sabemos qué residuos reciclar y hay uno en particular con el que nos han engañado, los plásticos, pues detrás de esta promesa de circularidad y cuidado de nuestro planeta se esconde una realidad mucho más compleja y menos optimista.
El lado oscuro del reciclaje
Durante décadas nos dijeron que el reciclaje de plásticos era la solución definitiva a la creciente crisis de contaminación ambiental, pero en realidad este ha sido un engaño masivo y ahora los estudios lo han desmentido.
La verdad ha salido a la luz gracias al último informe del Center for Climate Integrity, este informe detalla que aproximadamente el 99% de los plásticos se fabrica a partir de materiales fósiles, como el gas y petróleo, básicamente combustibles muy contaminantes.
Y lo peor es que el proceso de reciclaje para la inmensa mayoría de ellos no es económica ni técnicamente viable, ya que los plásticos contienen estos componentes tóxicos que imposibilitan su uso en diversas aplicaciones.
Sumado a esto, la enorme variedad de plásticos que existe es enorme, lo que hace que clasificarlos sea casi imposible. Esto ha terminado causando que más del 90% de los plásticos producidos entre 1950 y 2015 terminaran en vertederos, incinerados o directamente contaminando el planeta.
Cómplices de una gran mentira
Lo más decepcionante es que las petroquímicas del mundo siempre fueron consientes de ello, pero por supuesto prefirieron callar y no solo eso, también invirtieron miles de millones en publicidad y campañas de educación pública que sostuvieran esta gran mentira.
Con estas campañas, no solo obtuvieron enormes ganancias al aumentar su producción, sino que también evadieron regulaciones efectivas. Esto sin duda es frustrante y más decepcionante que el engaño de los paneles solares en el apagón.
Lamentablemente este engaño llevó a los países a invertir recursos en procesos ineficientes en vez de haberlos invertido en estrategias verdaderamente efectivas y sostenibles como fomentar el uso de materiales menos contaminantes.
Aún podemos hacer algo
El daño de esta mentira es incalculable pues ha afectado millones de vidas, desde la fauna marina asfixiada por residuos hasta los microplásticos que ahora circulan en nuestros propios cuerpos y el devastador impacto en ecosistemas enteros.
Lamentablemente no podemos reparar el daño que ya está hecho, pero si podemos controlar lo que haremos de aquí en adelante, pues ahora que se nos cayó la venda de los ojos debemos empezar a tomar medidas realmente efectivas.
Por ejemplo dejar de comprar plásticos de un solo uso, fomentar la innovación en materiales verdaderamente biodegradables o alternativos y desarrollar sistemas de reutilización a gran escala, pero para eso todos debemos poner de nuestra parte.
Sin duda el camino será largo, pero el lado positivo es que ahora no estaremos aferrados a una mentira y que podremos empezar a trabajar en metas reales como la economía circular y actividades que realmente nos ayuden a cuidar nuestro planeta y avanzar hacia la sostenibilidad.