La eficiencia energética es una asignatura pendiente para los hogares españoles. Estos consejos pueden ser de gran utilidad para poder encontrar soluciones que minimicen el impacto de nuestro consumo y mejoren nuestros niveles en este sentido.
La vivienda ocupa el tercer lugar en el impacto ambiental relacionado con el consumo de los hogares españoles, según datos del Ministerio de Consumo (2022). Supone el 16% de la huella de consumo, pero si le sumamos la de los electrodomésticos, que es del 5%, pasaría a ocupar el segundo lugar después de la alimentación (51%), pero por delante de la movilidad (17%).
En el impacto ambiental de una vivienda se incluyen diferentes factores como la construcción, los productos de uso doméstico (limpieza, ambientadores, insecticidas, etc.) y, principalmente, el gasto energético de un hogar. El mayor uso energético en los hogares es de tipo térmico: climatización, agua caliente sanitaria (ACS) y cocina.
Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, entre 2010 y 2021 la climatización y el ACS supusieron el 61,3% de la energía consumida en los hogares. Una de las razones por la que esto ocurre es porque el parque inmobiliario español ha sido construido, en su mayoría, cuando no existían regulaciones de eficiencia energética en la construcción y no se consideraba al planeta como un lugar finito en el que pudiéramos modificar las condiciones climáticas del mismo.
Desde 1980
La primera norma que incluía parámetros de eficiencia energética comenzó a aplicarse en 1980. Pero no es hasta 2019 que se instauran verdaderos estándares de eficiencia que posibilitan alcanzar los objetivos de emisiones nulas. Considerando la última norma, se cifra en más de un 90% el parque mobiliario que es ineficiente (Montes Santamaría, D., 2022), es decir, edificaciones con altas pérdidas de calor y, por ende, grandes derrochadores de energía.
Electrodomésticos
El siguiente mayor porcentaje de consumo se encuentra en los electrodomésticos. El consumo energético de estos aparatos dentro de casa se mide en kilovatios por hora (kWh) y fluctúa según la potencia que requieren los equipos (watios) y el tiempo de uso (hora). Por ello, los hogares tienen que fijarse en la potencia de sus aparatos electrodomésticos y el tiempo de uso para contribuir a la mitigación y apostar por la eficiencia energética.
Disminuir el impacto ambiental
Para disminuir el impacto climático de las viviendas serían necesario actuar a diferentes niveles:
1.- Cambios en las edificaciones para reducir el consumo energético. En el caso de viviendas ya construidas, serían necesarias rehabilitaciones que incluyan la instalación de Sistemas de Aislamiento Térmico Exterior (SATE), Sistemas de Fachada Ventilada, Cubiertas Verdes, renovación de marcos y vidrios, etc.
Cuando hablamos de nueva construcción se debe añadir, a los ya de por sí adecuados parámetros de eficiencia energética establecidos por la normativa, la introducción de elementos constructivos pasivos o bioclimáticos: orientación adecuada, huecos con protecciones solares fijas que protejan del sol en verano, pero no impidan su entrada durante el invierno, aprovechamiento de las corrientes de aire a través de la geometría del edificio, etc.
2.- La reducción del consumo de energía a través de los electrodomésticos. Para ello se debe mejorar su eficiencia energética optando por equipos que consumen menos, tienen más potencia y duran más.
3.- Potenciar el ahorro energético cambiando los hábitos. Además, adoptar estilos de vida bajos en emisiones dentro de casa está comúnmente relacionado con un ahorro financiero, lo cual es importante de considerar en una actualidad de inflación, subida de precios, fluctuaciones impredecibles por conflictos internacionales y potencialidad de crisis económica.
Prácticas recomendadas para apostar por la eficiencia energética
Algunas de las prácticas recomendadas para reducir el impacto climático de la vivienda serían:
- Aplicar criterios bioclimáticos en las reformas de la vivienda (optimizar frío y calor)
- Emprender proyectos para mejorar el aislamiento de su casa y usar materiales de mejor calidad.
- Si se está buscando una nueva casa, optar por una vivienda con buen certificado energético; cuanto más cerca de la letra A, mejor.
- Iniciar proyectos de autoproducción de energía (placas solares o fotovoltaicas, calentador solar, calefacción de biomasa, instalar una chimenea, baterías de almacenamiento, etc.) o participar en proyectos colectivos de producción de energía.
- Apostar por energías alternativas contratando compañías que garanticen que el 100% de la energía que nos venden proviene de fuentes renovables.
- Optar por opciones saludables para el planeta en los materiales de la vivienda, como materiales naturales o materiales reciclados, que reducen la extracción de materias primas reduciendo, a su vez, la cantidad de desechos generados.
- Apostar por electrodomésticos de bajo consumo y con garantía de larga duración.
Apostar por la eficiencia energética es una manera de disminuir la huella ecológica de cada uno de nosotros. Esto significa que aportaremos nuestro granito de arena para disminuir significativamente nuestro impacto en el medio ambiente.