Hablar de adolescentes y suicidio implica considerar factores de salud mental, sociales y emocionales que hacen que este grupo sea particularmente vulnerable. La dimensión del problema es tal que el suicidio es una de las principales causas de muerte en adolescentes a nivel mundial (según la OMS).
Se calcula que cada año mueren cientos de miles de jóvenes por suicidio, y muchos más intentan quitarse la vida. Es más, según un reciente estudio, dos de cada diez adolescentes han pensado en acabar con su vida de esta manera tan trágica.
El peligroso tándem adolescentes y suicidio
Un estudio revela que las buenas relaciones y el apoyo que los adolescentes tienen con su familia, la escuela y con iguales les protege frente a la depresión y el riesgo de suicidio. El proyecto ha tenido como objetivo estudiar la salud mental de la población española de entre 14 y 17 años, y analizar qué redes de apoyo son importantes en esta etapa.
Los resultados de la iniciativa –publicados en abierto en la revista Frontiers in Psycology y en este informe de la editorial de la URJC–, ponen de manifiesto que el 11,2 % de las personas que han participado afirman sentirse muy o bastante infelices, y el 38,8 % revela que ha experimentado soledad con regularidad en el último año. En cuanto a situaciones de depresión, un 14 % se encontrarían viviendo episodios graves, y un 6,6 % episodios severos.
Además, este trabajo recoge que un 15,7 % de las personas encuestadas aseguran haber intentado suicidarse, y el 19,8 % señala que lo ha considerado, mientras que el 29,3 % manifiesta que durante el último año ha realizado conductas autolesivas, de las cuales el 10,5 % indica pensar frecuentemente en ello.
La adolescencia LGTBIQ+, más en riesgo
El trabajo combinó metodologías cualitativas y cuantitativas, y se obtuvieron varias muestras de ámbito estatal: una representativa de 806 adolescentes y una adicional con personas LGTBIQ+, con 228 adolescentes para la encuesta y 44 participantes en grupos de discusión.
El estudio ha querido comparar la adolescencia cis y heterosexual con la adolescencia LGTBIQ+, y se ha percibido un mayor acoso en este último grupo. Los resultados muestran que, a mayor percepción de la violencia recibida y a menor conexión o apoyo familiar, escolar y social –con iguales–, el grado de depresión, ideación suicida, autolesiones y soledad no deseada aumenta, y, en consecuencia, el grado de felicidad percibida en adolescentes se reduce.
«Encontramos que la adolescencia LGTBIQ+ tiene significativamente menos conexión con la familia y con el entorno escolar. El rechazo familiar, el acoso entre iguales y las microagresiones aparecen relacionados con mayor malestar psicológico en adolescentes de este colectivo«, señala el equipo.
La importancia de tejer una red de apoyo en la adolescencia
Las principales conclusiones obtenidas en la investigación enfatizan la importancia de las redes de apoyo en la familia, el entorno escolar y los iguales en la adolescencia, como elementos esenciales para tener una buena salud mental. Uno de los actores más importantes es la familia. La conexión familiar hace referencia al sentido de pertenencia, cariño, cuidado, valoración y respeto que se recibe y se percibe por parte de los familiares. «Es esencial porque constituye un espacio de seguridad que fomenta el bienestar de los jóvenes», añaden los especialistas.
El segundo vínculo hace referencia a la escuela y a la percepción que tiene el estudiantado sobre si los adultos y sus iguales en el centro se preocupan no solo por su aprendizaje y sus resultados, sino también por sus experiencias personales y su bienestar. «El apoyo familiar y del entorno escolar son los factores de mayor peso, que generan resiliencia y protección frente a las violencias entre iguales y las adversidades que a veces se producen», resalta el equipo investigador.
Este trabajo pone de relieve que las relaciones con los iguales son esenciales en la adolescencia, ya que actúan como un factor protector ante la adversidad. Contar con vínculos saludables fortalece su bienestar y los ayuda a enfrentar experiencias de exclusión, especialmente cuando se generan espacios seguros e inclusivos.
La relación entre adolescentes y suicidio es peligrosa ya que combina una etapa de la vida llena de cambios emocionales e identitarios y mayor exposición a riesgos como bullying, redes sociales, presión académica y problemas familiares. Por eso, la prevención es clave: fortalecer vínculos familiares, asegurar atención psicológica accesible, fomentar la educación emocional en escuelas y eliminar el estigma de hablar de salud mental. ECOticias.com