Los druidas galos consideraban al muérdago como algo sagrado y a día de hoy en varios países europeos se lo emplea como agente anticancerígeno. ECOticias.com – ‘El Periódico Verde’ te cuenta todo sobre esta increíble planta y su valor para tener una vida saludable.
Muérdago inmortal
Esta planta atípica tiene carácter de semi parásita y puede afectar a olmos, robles, manzanos y pinos. En diciembre, varias aves se alimentan de sus bayas y gracias a una capa protectora y pegajosa que poseen sus semillas, éstas permanecen intactas y pueden germinar en nuevas ramas a las que se adhieren.
Está considerado como el símbolo de la inmortalidad, porque permanece siempre verde y es capaz de sobrevivir, aun cuando el árbol que lo porta fenece. Y desde siempre se han valorado sus propiedades terapéuticas, de hecho, en la antigüedad se decía que era una planta que curaba todas las dolencias.
El muérdago (Viscum album) es una planta tóxica, dado que todas sus partes contienen unos principios activos llamados visco toxinas, pero también tiene excelentes propiedades terapéuticas, que los profesionales de la medicina, farmacéutica y herbología de todos los tiempos, han sabido emplear y optimizar.
Los druidas y muchas otras culturas antiguas de Europa utilizaban el muérdago para curar y aliviar varias enfermedades, principalmente aprovechaban sus propiedades antiespasmódicas para tratar la epilepsia y los calambres. Posteriormente se perdió su uso terapéutico y ya no se la encuentra en los tratados médicos de la Edad Media.
Anticancerígeno moderno
Rudolph Steiner, fundador de la antroposofía empleó el muérdago para absorber los nutrientes contenidos en las células tumorales humanas. Esta brillante intuición sacó al muérdago del olvido y lo convirtió en la base de un novedoso tratamiento, que permitió desarrollar la ‘viscumterapia’ a partir del extracto de muérdago resultante de la fermentación bacteriana de la planta, comúnmente utilizado en Alemania y Suiza para combatir el cáncer.
La hoja de muérdago contiene varias sustancias con que tienen importantes efectos curativos: esteroles, fenoles, lignanos, flavonoides, aminas (colina, acetilcolina, tiramina, histamina) y triterpenos. Pero su capacidad de atacar al cáncer se debe a la presencia de determinadas moléculas específicas, como es el caso de la viscotoxina, ciertos alcaloides y la lectina.
La actividad hipotensora y antiesclerótica del muérdago está íntimamente ligada a las aminas, los saponósidos y las viscotoxinas contenidas en varias partes de esta planta. Las bayas son una importante fuente de arabinogalactano, una sustancia a la que se le conocen propiedades inmunoestimulantes.
Queda mucho por investigar
Aparentemente las primeras conclusiones de Steiner fueron confirmadas por algunos estudios científicos. Una investigación que se llevó a cabo en Alemania, duró más de 20 años e involucró a más de 10.000 pacientes, concluyó que el tratamiento con extracto de muérdago aumenta la esperanza de vida de las personas con cáncer en un 40% (promedio).
Los partidarios del empleo de extracto de muérdago para combatir el cáncer, que en Europa son numerosos, sostienen que esta sustancia es capaz de estimular el sistema inmunitario natural del cuerpo, de forma que el paciente experimenta una mejora muy apreciable e importante en su calidad de vida y en sus índices de supervivencia. También sostienen, que reduce los efectos adversos de la radio y la quimioterapia.
Si bien no hay una generalización en cuanto al empleo del muérdago como paliativo o tratamiento para combatir el cáncer, las investigaciones continúan. Los científicos explican, que las evidencias de su éxito son débiles pero reales, por lo que no descartan que posteriores descubrimientos acaben por encontrar nuevas propiedades y aplicaciones, a esta planta que desde siempre se consideró curativa.