Día Mundial contra el uso indiscriminado de agroquímicos 2022. Se eligió esta fecha en recuerdo de la masacre de Bophal. Una ciudad de la India donde la Corporación Unión Carbide fabricaba pesticidas. La fuga de productos (isocianato de metilo) que se produjo en 1984, ocasionó la muerte de más de 2250 personas. Y dejó innumerables damnificados con graves y profundas secuelas.
¿Qué es un agroquímico?
Agroquímico es un nombre genérico que agrupa diferentes categorías de productos de origen químico. Los mismos son utilizados para matar diferentes tipos de organismos considerados nocivos o indeseables. Esto incluye fungicidas (para eliminar hongos), herbicidas (acaba con las ‘malas hierbas’), insecticidas (para matar o repeler insectos) y parasiticidas (para eliminar parásitos).
Los agroquímicos se emplean en agricultura, en el tratamiento de la madera, en la gestión de espacios verdes y bosques y en lugares públicos (para luchar contra las cucarachas o los mosquitos, por ejemplo). Pero también los hay para uso doméstico: hormiguicidas, piojicidas, mata polillas, etc. comúnmente denominados pesticidas.
¿Por qué se usan?
Supuestamente, los agroquímicos permitían optimizar las cosechas agrícolas. Pero lo que no nos contaron fue el lado oscuro de estos beneficios. El primero es que los insectos más perniciosos acaban creando resistencia. Por lo que, en la lucha por vencerlos, quienes pierden la vida son los insectos beneficiosos (abejas y otros polinizadores). Todo ello sin contar los daños inesperados que se están ocasionando al medio ambiente, a los ecosistemas y a la salud humana.
Si queremos evitar un ecocidio que lamentablemente ya está en marcha, hay que actuar lo antes posible. Porque no solo sería nefasto para el medio ambiente, sino que tendría graves consecuencias para la humanidad. La agricultura libre agroquímicos se está convirtiendo en un imperativo. Muchos pesticidas son contaminantes activos persistentes, además de actuar como disruptores endocrinos. Y casi todos estamos contaminados con pesticidas.
Pero lo peor es que es imposible cuantificar el riesgo real para nuestra salud. Ya que las pruebas de toxicidad que se realizan para la comercialización de cualquier plaguicida casi no guardan relación con la exposición en humanos. Estas pruebas involucran roedores y peces. Animales que normalmente son expuestos a una sola sustancia a la vez. Y de los que se estudia su reacción a corto plazo.
Por otro lado, desde que nacemos estamos en contacto con un verdadero cóctel de pesticidas. De hecho, en las uvas de mesa o en los tomates, que no sean alimentos ecológicos, se puede comprobar la presencia de un mínimo de 4 pesticidas. Y a nadie le mueve un pelo el daño que se está haciendo.
¿Se puede lograr una agricultura sin agroquímicos?
La agricultura virtualmente libre de agroquímicos es posible si la sociedad civil lo desea sinceramente. Pero para eso, debe estar bien informada si espera algún día conseguir un cambio a favor de su salud y la del medio ambiente. El público en general comprenderá muy rápidamente la necesidad de prescindir de casi cualquier pesticida una vez que se le haya presentado un cálculo general de «costos y beneficios».
Es urgente actuar por nuestra salud y por el medio ambiente. Tenemos la posibilidad, pero también el deber de aplicar el saber hacer del siglo XXI para promover una agricultura sostenible. Se trata de sustituir los campos de monocultivos rociados con pesticidas por estrategias respetuosas con el medio ambiente.
Todo ello en el marco de infraestructuras agroecológicas como la diversificación de cultivos, el alargamiento de las rotaciones, el deshierbe mecánico, el uso de productos fitosanitarios «saludables». Buen ejemplo de ello son la ortiga, el estiércol o la cola de caballo. Y no olvidemos la biofumigación (liberación de moléculas volátiles durante la degradación de determinadas plantas, principalmente crucíferas) y muchas otras prácticas contrastadas. Día Mundial contra el uso indiscriminado de agroquímicos 2022.