Día Mundial del Medio Ambiente 2023. Los expertos calculan que más de 5 billones de piezas de plástico están flotando o hundidas en los océanos. Sin contar las que pueden estar en cauces de ríos, lagos, lagunas y en toda la naturaleza. La contaminación plástica ha invadido todo el planeta y se la encuentra hasta en los sitios más remotos.
Pero el plástico no es eterno, sino que con el tiempo se fragmenta y se desgasta y acaba convertido en pequeños trocitos de unos pocos milímetros de ancho, llamados microplásticos. Estos plásticos se descomponen en partículas cada vez más finas, hasta convertirse en nada más que nanopartículas, que terminan dispersándose en el suelo, ríos, arroyos y océanos.
La maldición de los microplásticos
Los microplásticos están presentes en todos los entornos. En la tierra, el principal caudal de aguas residuales se trata en plantas depuradoras que eliminan más del 80% de los microplásticos presentes. Pero estos plásticos, que no se liberan al medio natural, no han desaparecido. Se concentran en los lodos de tratamiento, que eventualmente pueden acabar en suelos agrícolas.
A nivel mundial, se estima que el 80% de los desechos plásticos provienen de actividades realizadas en tierra, descargados en el mar por los ríos. La contaminación del medio ambiente marino es tan grave, que los microplásticos están presentes a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde el microplancton hasta los grandes depredadores.
Los microplásticos inducen diversos trastornos en los organismos en los que se instalan. Y muchas veces acaban siendo bioacumulados por lo que afectan al sistema respiratorio, al reproductor, al digestivo, etc. También son rápidamente colonizados por bacterias, virus u hongos. Y al ser transportados a largas distancias, se convierten en vectores de especies potencialmente patógenas. Día Mundial del Medio Ambiente 2023.
¿Por qué hay plásticos en los océanos?
La mayoría de los desechos provienen de las áreas continentales. Son transportados por el viento, la lluvia y los ríos hasta el océano. Los eventos de precipitaciones extremas hacen aumentar los niveles de los ríos y las corrientes arrastran la mayor parte de los desechos presentes en las orillas.
Al atravesar los terrenos agrícolas e industriales o las aglomeraciones urbanas, las vías navegables transportan múltiples elementos (envases de alimentos, latas, colillas, etc.). Los desechos también pueden ser vertidos en las playas o en el mar como resultado de las actividades de acuicultura, pesca y transporte marítimo. Y no es despreciable el porcentaje de plásticos que la negligencia de los humanos deja a merced de las aguas y los vientos.
De hecho, el 80% de los plásticos que se encuentran en el mar proceden del continente y el 20% restante, de actividades pesqueras. Transportados por las corrientes oceánicas, los desechos plásticos se han encontrado en lugares situados a miles de kilómetros de las actividades humanas, como es el caso del Océano Ártico. Actualmente, 200.000 toneladas de desechos se acumulan en cinco áreas de mar abierto, que suelen denominarse ‘continentes o islas de plásticos’.
Es tan grave el problema que también hay desechos plásticos en la tierra, en áreas remotas (como el pico del Everest) y en lugares protegidos, lejos de cualquier actividad humana. Por ejemplo, en el sur de España, los plásticos utilizados para cubrir frutas y verduras en los campos se rompen y vuelan durante decenas de kilómetros. Se los puede hallar en el parque natural de Cabo de Gata, un importante espacio protegido.
¿Se pueden recuperar?
Hoy en día, todos los océanos están contaminados por plásticos muy dispersos y difíciles de recoger. Los hay de todos los tamaños. Desde grandes piezas de plástico de cientos de metros de largo, hasta microplásticos o nanoplásticos. Y estos últimos son muy difíciles de recuperar.
Aunque no somos conscientes de ello, cada vez que lavamos nuestra ropa se desprenden pequeñas partículas de los polímeros que componen los tejidos sintéticos y son evacuadas a las aguas residuales. Muchas de estas pequeñas piezas de plástico terminan en las corrientes fluviales, que los arrastran hasta los océanos. Pero por el camino son capaces de contaminar a toda la biodiversidad.
Ciertas técnicas agrícolas también son responsables de la difusión de microplásticos en el suelo. Con el tiempo, las lonas de plásticos no biodegradables que a veces cubren los cultivos se rompen y acaban degradándose. Y de esa forma se convierten en una grave amenaza para la naturaleza y los seres humanos.
Ya basta de plásticos
Por eso es hora de decir basta. El medio ambiente necesita de forma desesperada que dejemos de producir nuevos plásticos y que reutilicemos lo máximo posible los que ya se han fabricado. Debemos alargar cuanto podemos su vida útil y desecharlos de forma correcta.
Ya se han dado casos de enfermedades por acumulación de microplásticos en tejidos, en animales y humanos. Y es imposible determinar la cantidad de especímenes que han sucumbido por culpa de los plásticos asesinos de animales. Si seguimos por este camino, nuestro propio invento acabará por matarnos. A nosotros y al resto de los seres vivos. Día Mundial del Medio Ambiente 2023.