El Día Internacional de la Diversidad Biológica fue instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en Diciembre de 2000 para conmemorar la fecha en la que había sido aprobado el Convenio sobre la Diversidad Biológica, el 22 de mayo de 1992, durante la denominada “La Cumbre de la Tierra” celebrada por Naciones Unidas en la ciudad brasileña de Río de Janeiro.
Los tres objetivos del Convenio, que entró en vigor el 29 de diciembre de 1993, son la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos. En él, la biodiversidad se define como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otros, los ecosistemas terrestres, marinos, otros ecosistemas acuáticos y los complejos procesos ecológicos de los que forman parte.
Es importante no olvidar que entre la amplia gama de organismos vivos que constituyen la biodiversidad se encuentra el ser humano, ser vivo que se relaciona de muy diferentes formas con las demás especies y ecosistemas y cuya vida depende profundamente de ellos. Pese a ello, el ser humano ha adoptado a lo largo de su evolución determinadas prácticas inadecuadas que, apoyadas en la idea de “desarrollo”, han afectado y afectan seriamente a la biodiversidad, causando la desaparición no sólo de especies valiosas sino también de ecosistemas enteros.
Cerca del 75% de la biodiversidad del planeta está concentrada en apenas 17 países y España es el país europeo que concentra una mayor riqueza de diversidad biológica.
Tal y como recoge el informe temático del OSE ‘Biodiversidad en España, base de la sostenibilidad ante el cambio global’, de seguir las tendencias actuales, la pérdida de biodiversidad en el planeta se acerca a un punto de no retorno que reducirá de forma importante la capacidad de los ecosistemas para proporcionar los bienes y servicios que son esenciales para el bienestar humano: alimentos, agua dulce, materias primas, medicinas y espacios de ocio, además de la desaparición de activos culturales y beneficios espirituales.