Sin duda, el color relacionado con la naturaleza y la salud es el verde.
Lechuga, acelgas, berros, espinacas, espárragos, pimientos, brócoli, alcachofas, alcaparras, chayotes y chícharos son solo algunos ejemplos de vegetales verdes que proveen diferentes cantidades de nutrientes.
“Aportan fibra, vitaminas, especialmente vitamina A en forma de betacaroteno, vitamina C, ácido fólico, minerales como potasio, hierro y calcio, poseen un alto contenido de antioxidantes que favorecen la piel y fitoquímicos, que ofrecen beneficios para la salud”, señala la nutrióloga Isabel Leal Farías.
Existen estudios que demuestran que los vegetales verdes ayudan a prevenir los efectos del envejecimiento relacionados con la capacidad de memoria, habilidades cognitivas y degeneración macular.
Además son excelentes para la formación de músculos, el cuidado de los huesos, favorecen el tránsito intestinal y depuran el organismo de toxinas por su aporte de clorofila.
“Como la clorofila tiene una estructura similar a la hemoglobina, contribuye a la formación de glóbulos rojos y evita las anemias”, explica.
Lo ideal es que los vegetales de hoja verde formen parte de la dieta diaria. Y no hay pretextos, ya que la versatilidad en su preparación permite servirlas crudas, guisadas, al vapor, en ensaladas, en sopas o cremas. Cada quien puede consumirlas como mejor se le antojen.
“Aunque son poco utilizadas, se ha comprobado que las hojas de betabel y de diente de león, específicamente, ayudan a la salud del hígado”, manifiesta Leal.
Los beneficios del color verde no se limitan a los vegetales, ya que frutas como el kiwi y el melón verde ofrecen propiedades similares. Sus ventajas van más allá de los alimentos, ya que el verde favorece los sentidos al estar relacionado con armonía, seguridad, fertilidad y crecimiento.
En decoración, el verde es considerado el color de la tranquilidad y la paz, un tono relajante para el ojo humano, cuyo significado se asocia con la vida y la esperanza.