Europa se encuentra inmersa en un intenso debate ante la inminente aprobación de un nuevo reglamento sobre la reproducción vegetal que, según numerosos expertos, agricultores y organizaciones ecologistas, podría poner en riesgo la agrobiodiversidad.
Este concepto, que engloba la variedad genética de cultivos, especies y prácticas agrícolas tradicionales, es considerado clave para garantizar la resiliencia de los sistemas alimentarios frente al cambio climático, las plagas y las fluctuaciones del mercado. Sin embargo, el nuevo marco normativo plantea desafíos profundos ante la reproducción vegetal.
El reglamento busca establecer controles más estrictos sobre la producción y circulación de material vegetal, con el fin de asegurar calidad, trazabilidad y sanidad en el comercio agrícola. Aunque estos objetivos son positivos, varias organizaciones alertan de que los requisitos propuestos podrían favorecer principalmente a las grandes empresas semilleras, capaces de asumir los costes administrativos y técnicos asociados.
Un reglamento de reproducción vegetal que deja sin protección la agrobiodiversidad europea
A medida que los Estados miembros de la UE entran en la fase final de las negociaciones sobre el Reglamento relativo a la producción y comercialización de materiales de reproducción vegetal, una amplia coalición que agrupa a más de 200 personas agricultoras, obtentoras y conservadoras de semillas y organizaciones medioambientales ha enviado hoy una carta conjunta a las ministras y ministros de de Agricultura de la UE.
En la carta se da la voz de alarma: a menos que se restablezcan en los próximos días las salvaguardas fundamentales para la agrobiodiversidad y los derechos de agricultores y agricultoras, Europa corre el riesgo de quedarse anclada en un sistema de semillas no apto para la resiliencia climática, las prácticas agrícolas sostenibles y la soberanía alimentaria.
Las personas y organizaciones firmantes —entre quienes se encuentran representantes de la agricultura ecológica y agroecológica, pequeñas empresas de semillas y redes de conservación— advierten de que la actual propuesta del Consejo de la UE de reproducción vegetal no proporciona el espacio jurídico necesario para que agritultores/as, obtentores/as e iniciativas del ámbito de las semillas sigan preservando y desarrollando la diversidad de cultivos.
A medida que los Estados miembros de la UE entran en la fase final de las negociaciones sobre el Reglamento relativo a la producción y comercialización de materiales de reproducción vegetal, una amplia coalición ha enviado hoy una carta conjunta a las ministras y ministros de de Agricultura de la UE.
Al contrario, afirman que “trae consigo el riesgo de que se dé un grave retroceso en ciertos derechos esenciales ya reconocidos en varios países europeos”.
De acuerdo con la planificación actual del Consejo, la Presidencia danesa tiene previsto evaluar el apoyo de los Estados miembros en la reunión de agregados/as del 28 de noviembre, seguida de un posible mandato del Coreper a mediados de diciembre, con lo que concluiría el proceso interno del Consejo.
Magdalena Prieler, portavoz de ARCHE NOAH, ha declarado: “Si el Consejo no corrige el rumbo antes de finalizar su posición, Europa socavará los derechos de aquellas personas y colectivos que mantienen viva la agrobiodiversidad. Estamos a pocos días de una decisión que podría salvaguardar dichos derechos así como la diversidad de semillas, o restringirlos irreversiblemente. Los Estados miembros deben elegir con prudencia”.
Un marco legal insuficiente para la diversidad de semillas
Eric Gall, director adjunto de IFOAM Organics Europe, ha subrayado la necesidad de crear un marco que refleje las realidades de los sistemas ecológicos y agroecológicos: “Es esencial que la futura legislación sobre materiales de reproducción vegetal proporcione el espacio jurídico necesario para un mercado de semillas diversificado y para que el sector de la agricultura pueda elegir las variedades más adecuadas para sus sistemas agrícolas”.
Las organizaciones firmantes recuerdan que la diversidad de cultivos y variedades es la base de una agricultura resiliente. Una mayor diversidad genética permite a las plantas adaptarse a plagas, enfermedades y condiciones climáticas rápidamente cambiantes, y promueve la producción sostenible de alimentos. Sin embargo, la agrobiodiversidad ha disminuido drásticamente durante décadas.
La pequeña producción, las redes de conservación y los sistemas de intercambio entre agricultoras y agricultores son esenciales para mantener y renovar esa diversidad. Sin embargo, el actual proyecto de materiales de reproducción vegetal amenaza con endurecer el marco regulatorio en torno a estas actividades no comerciales que mejoran la diversidad, en lugar de protegerlas.
Alessandra Turco, portavoz de la Coordinadora Europea Vía Campesina, ha explicado: “La selección, la gestión dinámica de material d reproducción vegetal en la granja y los intercambios entre agricultores/as son esenciales para adaptar las plantas a las condiciones locales de cultivo y constituyen la piedra angular de la agroecología«.
Demandas urgentes antes de que el Consejo cierre su posición sobre la reproducción vegetal
Dado que el plazo interno del Consejo se acerca, las organizaciones de la sociedad civil advierten de que los Estados miembros tienen un margen de tiempo muy reducido para integrar salvaguardas esenciales. Estas son sus propuestas y demandas:
- Excluir las actividades de conservación y de gestión dinámica en las explotaciones agrícolas de las normas sobre materiales de reproducción vegetal. Considerar los intercambios para la conservación o la obtención como prácticas comerciales amenaza miles de iniciativas de base del ámbito de las semillas.
- Garantizar los derechos de agricultoras y agricultores para conservar, utilizar e intercambiar sus semillas, incluyendo una compensación económica. Se trata de derechos reconocidos internacionalmente (TIRFAA, UNDROP, CBD) y deben aplicarse en la legislación de la UE, fuera del ámbito de la comercialización de materiales de reproducción vegetal.
- Garantizar un registro sencillo y accesible para las variedades de conservación antiguas y de reciente desarrollo, para todas las especies y sin limitaciones geográficas. Su uso no debe verse restringido por limitaciones regionales o de tipo de cultivo.
- Exigir que las pruebas de valor para el cultivo y el uso sostenibles (VSCU) se realicen en condiciones ecológicas o de bajos insumos. La sostenibilidad debe evaluarse como un sistema, no en función de rasgos aislados.
- Eximir a las nanoempresas de cargas administrativas desproporcionadas. Estas pequeñas empresas de semillas son esenciales para preservar la diversidad de semillas adaptadas a las condiciones locales.
- Garantizar la transparencia en los métodos de obtención y los derechos de propiedad intelectual. Agricultores/as y obtentores/as necesitan disponer de información clara para tomar decisiones informadas y salvaguardar el libre acceso a los recursos genéticos.
La coalición insta a ministras y ministros de Agricultura a que corrijan la propuesta antes de que el Consejo finalice su posición, asegurándose de que el Reglamento refleja las necesidades de las personas agricultores, jardineras, obtentoras y redes de semillas que fomentan la resiliencia de la agricultura en Europa.
“No hacerlo supondría un retroceso histórico para la agrobiodiversidad, los derechos de agricultoras y agricultores, y la capacidad de Europa para adaptarse a la crisis climática”.
La posible reducción de la diversidad genética no es un asunto menor. La historia agrícola europea demuestra que la supervivencia de cultivos esenciales ha dependido de la existencia de múltiples variedades adaptadas a climas, suelos y prácticas culturales muy diferentes.
Dado que el plazo interno del Consejo se acerca, las organizaciones de la sociedad civil advierten de que los Estados miembros tienen un margen de tiempo muy reducido para integrar salvaguardas esenciales
Limitar la disponibilidad de estas semillas podría generar sistemas más homogéneos y, por tanto, más vulnerables. Además, comunidades campesinas y redes de intercambio temen que la normativa restrinja prácticas ancestrales de selección y conservación, debilitando un patrimonio cultural que va más allá de lo productivo.
Frente a estas preocupaciones, diversas voces llaman a revisar el texto para garantizar un equilibrio entre seguridad alimentaria, comercio justo y protección de la agrobiodiversidad. El futuro del campo europeo, afirman, depende de una regulación que reconozca tanto la innovación como el valor insustituible de las semillas tradicionales. Seguir leyendo en ECOticias.com














