Con motivo de la celebración del Dia Internacional del Gato, ECOticias quiere hacerse eco de la historia de Bony, una gata que fue rescatada de una muerte segura por las integrantes de una asociación de La Unión, Murcia y que, en apenas tres semanas se ha recuperado casi milagrosamente. Un ejemplo del espíritu de superación de estas increíbles criaturas, de la maravillosa labor que hacen las asociaciones y de la importancia de ser casa de acogida.
Al rescate
Una gata flaquísima a la que no se le veían los ojos, (a priori se creía que por una infección) se coló en el patio trasero de un instituto. Algunos alumnos le dieron de comer y le pusieron agua, pero tres días después el deterioro del animal era tan evidente, que avisaron a la policía, a la dirección del Instituto y uno de ellos llamó a su tía Elena, una de las fundadoras de SOS Animals.
A la mañana siguiente (el 9/10) y acompañadas por personal del instituto María Cegarra, Elena y una colaboradora pudieron realizar el rescate de la gata, que a esas alturas caminaba casi por inercia. Fue llevada de inmediato al Centro Veterinario Provet en Los Alcázares, donde en primera instancia y de urgencia la atendió la veterinaria Brenda.
El espectáculo era dantesco: la gata de unos 5 o 6 años tenía fracturada la mandíbula, partidos los dos colmillos superiores, los espacios entre las almohadillas de las patas delanteras estaban en carne viva y llenos de pinchos y miles de gusanos le estaban comiendo literalmente el ojo derecho y parte del rostro.
Tras casi media hora de labor al fin le fueron retirados los parásitos, se le administró medicación y Brenda decidió dejarla ingresada con hidratación, vía intravenosa. El pronóstico no era nada alentador, básicamente porque también tenía una fuerte rinitis, estaba gravemente desnutrida, puesto que no llegaba a pesar ni dos kilos y medio y no quería comer.
Sobreviviendo
Bautizada como Bony, el sábado salió de la cínica para irse a su casa de acogida. Los dos primeros días los pasó en una jaula donde apenas probó bocado, tomó unos pocos sorbos de agua y el ojo que ya estaba perdido comenzó a hincharse, producto de la infección. Al tercer día se dejó cepillar e hizo los primeros intentos de limpiarse.
Al cuarto día comenzó a comer y a beber un poco más. Seguían con la medicación y la curación de las patas, pero el ojo se ponía cada vez peor, así que volvió a la veterinaria, donde Brenda y su colega Raimundo decidieron que era necesario enuclearle el ojo, para retirar el tejido dañado y coserle el párpado. Aunque su agenda era apretadísima le hicieron un hueco y se planificó la intervención para el lunes 19/10. Dos días antes de la intervención, la membrana ocular no aguantó más la presión y se rompió.
Aparentemente ello le quitó a Bony gran parte del dolor y malestar, porque unas horas después comenzó a comer con auténtica voracidad. La operación que llevó a cabo Raimundo fue un éxito, además durante la sedación el médico aprovechó a hacerle una revisión más completa de la boca y comprobó que la fractura de la mandíbula estaba soldando por sí sola.
Un final casi feliz
A día de hoy Bony sigue en su casa de acogida donde ha recuperado peso, se ha curado completamente de sus heridas de las patas, está cicatrizando de forma maravillosa tanto la cirugía como las secuelas de los parásitos, se la ve limpia y con el pelo brillante y sedoso y está demostrando que, si bien era una gata callejera es capaz de dar y recibir amor y de disfrutar de un lugar cálido y acogedor, tanto que ya hasta se atreve a jugar.
Bony necesitará un hogar en breve, donde se le demuestre que hay humanos dignos de su amor. Está en un pueblo del sur de Murcia, pero como es mayor de edad podría viajar. La historia de Bony, con fotos y videos de su rescate, curación (avisamos que algunas escenas son francamente desagradables) y progresos, puede verse en Facebook. Si quieres ayudar con sus gastos y/o darle un hogar a esta increíble luchadora, allí encontrarás todos los datos.
SOS Animals
La asociación SOS Animals la dirigen Elena y María José, quienes hace ya más de 10 años, que se dedican a rescatar todo tipo de animales. Si bien comenzaron salvando perros y gatos, al cabo de tanto tiempo han pasado por sus manos camino a sus nuevos hogares: conejos, loros, ocas, ovejas, burritos, tortugas, gallinas y muchos más.
Además de gestionar la adopción responsable con contrato, chip, vacunas y compromiso de esterilización de los animales que están a su cargo, SOS Animals se ocupa de alimentar y controlar varias colonias de gatos ferales, aplicando el método CES (captura, esterilización y suelta), con el fin de que tengan una vida digna, buena salud y no sigan reproduciéndose sin parar.
Esta ardua pero gratificante tarea de rescatar un animal abandonado, de la calle o de un lugar donde se lo maltrata y de ayudar a los callejeritos, sería imposible sin las ayudas monetarias, las casas de acogida, los padrinos, los seguidores en RRSS que difunden los casos y las clínicas veterinarias comprometidas y solidarias, como es el caso de Provet. Toda ayuda es bienvenida, infórmate y sé parte de la solución.
Y no olvidar que no solo Bony y el pequeño Pipo cuya foto y enlace a su historia están al final del texto, necesitan ayuda; hay muchos perros y gatos más de todas las edades, razas, tamaños y colores que se merecen encontrar un hogar definitivo. Cada día aparecen nuevos casos y todas las manos son necesarias para apoyar a Elena y a María José y permitirles llevar a cabo su increíble labor.
Las imprescindibles Casas de Acogida
Las casas de acogida cumplen un rol fundamental en el rescate de estas criaturas, porque gracias a ellas los animales cambian la calle o a un mal dueño, por un sitio acogedor y cálido donde esperar su oportunidad. En el caso de Bony se necesitaba un lugar tranquilo, unas manos experimentadas y cariñosas y mucha paciencia y dedicación, para ayudarla a recuperarse. Lo cierto es que en estos hogares transitorios se consiguen auténticos milagros.
En el caso de los bebés, especialmente cuando son lactantes requieren cuidados constantes ya que se los debe alimentar cada 2 o 3 horas hasta que puedan comer solos, hay que estimularles los esfínteres como haría su madre, enseñarles a usar el arenero, a comer, a beber agua y hasta a jugar. Esta labor es muy ardua y comprometida, pero significa la diferencia entre la vida y la muerte para muchísimos animales.
Pero no solo llegan bebés o adultos que necesitan recuperarse, sino que hay momentos en los que se requiere la experiencia de alguien que sepa sociabilizar a los animales (cuando son pequeños pero salvajes o porque hayan sufrido traumas o maltratos), para poder encontrarles una familia y darles la oportunidad que toda criatura debe tener, de ser feliz.
Una reflexión final
Cada vez que se comparten las publicaciones de las asociaciones y refugios en las redes sociales, cada euro aportado a una organización como SOS Animals y cada minuto invertido por las casas de acogida en cuidar a un ser vivo que no tiene hogar, son vitales para que los animales que se rescatan estén un poco más cerca de tener la vida digna que se merecen.
Desde ECOticias confiamos en que, algún día no será necesaria la existencia de las asociaciones, refugios y casas de acogida, la difusión de historias de superación como la de Bony o el rescate de animales callejeros, porque no habrá más abandonos, maltrato y desidia. En ese momento, quizá mereceremos el calificativo de civilizados.