La Real Sociedad Canina de España (RSCE) ha pedido a las administraciones públicas que protejan y fomenten las razas españoles con el fin de garantizar su supervivencia.
La entidad ha presentado este lunes ‘España a través de sus razas caninas: origen, historia y funcionalidad’, con la que pretende hacer pedagogía de las 33 razas nacionales reconocidas por el gobierno y concienciar sobre el legado social, cultural, histórico y antropológico que suponen.
El acto de presentación ha contado con la presencia de la subdirectora de medios de producción ganaderos del Ministerio de Agricultura, Leonor Algarra, y el presidente de la RSCE, Julián Hernández, quien ha puesto sobre la mesa la «necesidad» de actuar. «Es función de todos, administraciones públicas y sociedad en su conjunto, luchar para que no acaben desapareciendo y, con ellas, una importante herencia cultural», ha afirmado.
En la actualidad, según señala la entidad, excepto el perro de agua español, el podenco ibicenco y el mastín español, el resto de razas necesita una protección especial para no desaparecer como ocurrió con el perro punta español, el dogo español o el gorgas alicantino. Para ello, la RSCE destaca que trabaja junto con criadores y aficionados para poner en marcha programas de recuperación específicos para cada raza, como ocurre con el carea castellano manchergo, el podenco orito español y el lobito herreño.
Asimismo, piden a las administraciones articular ayudas y que se considere a las razas caninas Patrimonio Inmaterial, Cultural e Histórico. «Sobre todo porque hoy su labor de acompañamiento es un nexo fundamental en el mundo rural y en la ‘España Vaciada’, que lo estaría aún más sin la ayuda de los perros», insiste la entidad.
Por otra parte, la RSCE indica que la Federación Cinológica Internacional (FCI) tiene reconocidas doce razas españolas en la actualidad y se está a la espera de que el gos rater valenciano termine su proceso de reconocimiento. Otras razas, como el ratonero andaluz, señala que son reconocidas de forma oficial en países extranjeros, como Suecia, Noruega o Finlandia, o el caso del podenco ibicenco, el mastín o el perro de agua español, que son también reconocidas internacionalmente.