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sábado, septiembre 30, 2023

Maltratar animales es muy barato en España

Los casos de lesionas, falta de cuidados mínimos, abusos y hasta de asesinato contra animales de compañía se acumulan y las penas continúan siendo irrisorias. Decididamente es muy fácil, barato e impune maltratar animales en España.

El caso de los reptiles

Durante una inspección de rutina realizada a una tienda en la que se vendían animales se encontraron varios ejemplares muertos (un hámster, un escorpio africano y tres tortugas) un hecho que alertó a las autoridades, para que investigasen más a fondo al local y al propietario, comprobándose que este carecía de licencia y de la habilitación locativa necesaria.

Para peor, en ese lugar que no tenía el necesario reconocimiento como núcleo zoológico el individuo almacenaba todo tipo de reptiles, en las más inhumanas condiciones ya que estaban hacinados en espacios insuficientes, sin prácticamente agua y comida y en condiciones deplorables de salubridad. De hecho, tras el rescate fue imposible salvarles la vida a casi 30 animales.

Pero como la ley es como es, tras imputársele varios cargos quedó libre. 6 meses después el SEPRONA encontró en su casa a todo tipo de animales en los lugares más insólitos, ya que había varanos bajo colchones, ranas africanas dentro de unos cajones y serpientes de maíz en sendas fiambreras.

Todos los animales le fueron decomisados y fue sentenciado a 15 meses de prisión (de los que, como aceptó los cargos no cumplirá ni un solo día) inhabilitación de tres años para tener animales y ejercer cualquier oficio que los involucre y no podrá cazar por 2 años, además de una multa de 720 euros. Un chiste y de los malos.

El asesinato de Cooper

Cooper era un cachorro dulce y tímido mezcla con pastor alemán, por lo que su tamaño iba a ser de mediano a grande. Nació en la calle en 2018 en un pueblo vallisoletano y se quedó en acogida en casa de una integrante de una Protectora de Animales. Finalmente fue dado en adopción a una pareja con una niña de 6 años, tras cumplir con todos los requerimientos, visitar su futuro hogar y firmar un contrato.

Meses después y gracias a un encuentro fortuito, la ‘madre de acogida’ de Cooper se entera por la niña, que Cooper estaba muerto en su casa. Alertado, el SEPRONA interviene en el caso y encuentran el cadáver del animal con un trapo en la boca (que presuntamente fue lo que lo ahogó) y tapado con unas mantas. Ahí había estado por espacio de 3 meses, pared de por medio con la habitación de la pequeña.

Aparentemente quien le infringía maltratos y el responsable final de su muerte es el padre de la niña, de profesión militar, pero se piden penas para ambos progenitores, puesto que la mujer necesariamente conocía los hechos y no hizo nada para detenerlos. La defensa alega que el hombre tiene ataques violentos de ira, un problema mental que en el ejército jamás detectaron y que ahora se esgrimen como atenuantes del delito.

Finalmente, y tras varias suspensiones porque los acusados estaban ilocalizables (la mujer aún lo está ya que dio hasta 4 domicilios falsos y al hombre lo capturó la policía) el caso está siendo juzgado desde el lunes 27/12/2021. La fiscalía y la acusación particular piden penas superiores a los tres años de cárcel, indemnización a la Protectora y prohibición definitiva de tenencia de animales.

Pero visto lo visto, ya que todo depende de la ‘sensibilidad’ del juez y de su interpretación de las paupérrimas leyes de protección animal que rigen en las comunidades y en el país, seguramente no pisarán la cárcel, habrán de pagar alguna multa y la muerte de Cooper solo le dolerá a los que realmente creen en la necesidad de que los animales tengan derechos y protección.

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