Équidos: abandono, maltrato y desidia. Normalmente, en FAADA, reciben avisos de muchos casos de équidos en mal estado y tan solo pueden rescatar algunos de ellos, principalmente a causa de los impedimentos que les pone la misma administración.
Pues bien, en estos últimos meses los casos se han multiplicado como mínimo por cinco. Además, mientras que en los últimos años rescataban algunos animales junto al DARP (Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural). Y la administración pagaba algunos gastos de los decomisos, ahora, en los mismos o parecidos casos, no cuentan con ningún tipo de ayuda.
Aunque desde FAADA intentan comparecer en los expedientes de cada caso denunciado, para así poder seguir e intervenir en la denuncia, la administración cada vez les pone más trabas, demoran la respuesta y los casos se eternizan. Casos en los que es clarísimo el maltrato o el abandono, el DARP sigue diciendo que no ve ningún indicio de falta de bienestar.
Desconcierto y enfado
Desde FAADA no entienden esta actitud, después de haber colaborado en un protocolo para la inspección de équidos abandonados pionero en España y Europa. Tras haber formado a los agentes rurales y veterinarios del DARP. Y luego de múltiples reuniones y de cientos de pruebas que demuestran el maltrato al que son sometidos muchos équidos y la impunidad de los maltratadores.
En definitiva, desde la organización se declaran muy cansadas de tener que perseguir, y en ocasiones enfrentar a las administraciones, para pedirles que hagan lo que en principio es su obligación.
En estos momentos tienen entre manos un caso de maltrato por acción muy claro. Un hombre que ata a sus animales de granja, burros, cabras y ovejas y los deja sin comida ni bebida. Algunos de ellos, desesperados e intentando huir, han acabado ahorcados por la misma cuerda que los ataba.
Deberes incumplidos
Los vecinos llevan años aguantando esta situación, algunos incluso haciéndose cargo de los gastos veterinarios de estos animales. Hay muchos testigos y la situación. Que es bien conocida tanto por el ayuntamiento como por los agentes rurales y el DARP. Aunque el CAR (Cos d’Agents Rurals) indica en un informe que hay graves problemas de bienestar, tanto el ayuntamiento como el DARP afirman que el problema es solo social. ¡Esto a pesar de que ya hayan muerto animales!
Recordemos que los refugios de équidos no reciben ningún tipo de subvención. Lo único que se ha conseguido en todos estos años es que las administraciones paguen los gastos iniciales del decomiso. Gastos que tienen la obligación de mantener, puesto que los équidos que se recogen son el resultado de su falta de actuación, de seguimiento y de inspección.
Su deber como administración es el de inspeccionar y registrar las explotaciones ganaderas para asegurar el bienestar de sus animales. Pero a día de hoy, en Cataluña, hay cientos de explotaciones (legales e ilegales) en las que se maltrata o se abandona a los équidos. Y que, por lo tanto, tienen problemas evidentes de bienestar.
La vida no tiene precio
No es excusa que resulte caro decomisar, ya que mucho más caro es para los refugios alimentar y cuidar a los équidos hasta el día de su muerte. Los animales recogidos en decomisos acostumbran a ser viejos y con patologías. Y casi ninguno encuentra adoptante, así que el refugio debe hacer frente a muchísimos gastos. Mientras la administración (cuando decide actuar) tan solo cubre los iniciales y seis meses de alimentación.
En estos momentos, y desde el mes de agosto, han llegado a FAADA 27 casos de équidos. De los que 18 siguen abiertos y solo en tres de ellos se ha tenido alguna respuesta de la administración. Mientras en el ámbito de la UE se brega por proteger a los équidos de trabajo, en la civilizada y europeísima España se sigue normalizando el maltrato a estos pobres animales. Équidos: abandono, maltrato y desidia.