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miércoles, marzo 22, 2023

La ley climática europea es ‘patética’

La Unión Europea es una de las tres mayores potencias económicas del mundo, junto con Estados Unidos y China. Y somos responsables del 22% de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero.

Ya hemos demostrado nuestro poder en las calles de toda Europa. Pero necesitamos que los gobiernos y la clase política también actúen.

Si se hacen bien, la ley climática de la UE y el Acuerdo Verde Europeo (Green Deal) podrían ser excelentes herramientas para abordar la emergencia climática.

Pero una sierra es inútil si la hoja está desafilada. Y una ley climática es inútil si los objetivos de emisiones no son lo suficientemente ambiciosos.

Crecimiento económico vs. lucha contra la crisis climática

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dicho que la respuesta a la emergencia climática y ecológica es el tema más urgente que afronta la UE. Prometió un “Green Deal” europeo en los primeros 100 días de la Comisión, con una nueva ley climática para Europa.

Aunque hoy sabremos qué se contempla en detalle en esta ley, ya se han filtrado algunos documentos que apuntan a que el Acuerdo Verde Europeo establece “una nueva estrategia de crecimiento” para Europa.

Sin embargo, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) está advirtiendo que “Europa no logrará su visión de sostenibilidad de ‘vivir bien dentro de los límites del planeta’ si continúa promoviendo el crecimiento económico y tratando de gestionar los impactos ambientales y sociales”.

Ni la legislación sobre el clima ni el Acuerdo Verde Europeo abordan ni reconocen la causa fundamental de la crisis climática, de la biodiversidad y de la desigualdad: el sistema económico alimentado por la extracción y la explotación que se han mantenido a través de la opresión.

La UE puede hacerlo mejor. La ley se centra en el objetivo de cero emisiones netas para 2050, pero esto es demasiado tarde. Necesitamos un objetivo sólido de reducción de las emisiones para 2030.

Algunos gobiernos, entre ellos el nuestro, ya apoyan una reducción de emisiones del 55% para el 2030 (en comparación con el nivel de 1990) y han mandado una carta la Comisión pidiendo que el objetivo climático de la UE para 2030 se elabore “lo antes posible”, a fin de que la UE dé ejemplo en la COP26 de Glasgow a finales de este año.

Pero incluso eso no es suficiente, ya que nos llevará a más de 2º C de calentamiento. Dos gobiernos, el danés y el finlandés, ya tienen objetivos nacionales que mantendrían el calentamiento en 1,5º C. Pero necesitamos un compromiso de toda la UE de reducir al menos el 65% de las emisiones para el 2030 y lo necesitamos antes de la COP26.

Además, no tiene sentido establecer objetivos por un lado y subvencionar a los criminales del clima por el otro. El borrador de la ley europea del clima, hasta donde sabemos:

  • No incluye planes para eliminar gradualmente las subvenciones a los combustibles fósiles y a otros sectores que dañan el clima, como las aerolíneas, los aeropuertos y la agricultura industrial
  • No aborda la influencia política de la industria de los combustibles fósiles.
  • No reconoce el creciente impacto de la ganadería en los gases de efecto invernadero de la UE, que actualmente representan un porcentaje del 12-17%.
  • Tampoco incluye la eliminación progresiva de los nuevos vehículos de gasolina y diesel, algo que debería ocurrir para 2028. Además necesitamos medidas para acelerar el cambio de los coches y aviones a alternativas como caminar, montar en bicicleta, viajar en tren y el transporte público.

Pero, ¿quién está decidiendo esta ley?

Todo esto podría sonar como si la ley climática de la UE, los objetivos de reducción de emisiones de la UE y el Acuerdo Verde Europeo fueran decididos por burócratas en los grandes edificios de Bruselas.

No es así. Las decisiones se toman mucho más cerca: en nuestras capitales nacionales. Al final es el Consejo Europeo el que tiene más poder en la decisión final. Y el Consejo Europeo está formado por los jefes de Estado y de Gobierno.

Por eso, para que haya un cambio real, tenemos que presionar al Gobierno de España para que responda con mucha más urgencia y determinación a la emergencia climática.

¿Cómo? Sal a la calle, únete a las huelgas por el clima o firma nuestra petición para exigir al Gobierno que legisle ya contra el cambio climático.

Fuente: Greenpeace

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