Los refugios climáticos son estructuras diseñadas para proteger a las personas de las condiciones atmosféricas adversas, como lluvias intensas, viento fuerte, temperaturas extremas o radiación solar intensa.
Su principal objetivo es ofrecer un ambiente seguro y cómodo, garantizando la integridad física y el bienestar de quienes los utilizan y se vuelven especialmente necesarios cada vez más ante veranos más calurosos. Sin embargo, no todas las ciudades españolas están preparadas para ello. Y el ejemplo es Burgos.
¿Dónde están los refugios climáticos en Burgos?
Ecologistas de Burgos recomiendan la puesta en marcha de medidas para proteger a los ciudadanos de las olas de calor, cada vez más habituales, tras detectar que la ciudad carece de refugios climáticos frente al calor extremo, y adolece de una falta de planificación urbana ante el cambio climático.
Así, la semana pasada publicaron el informe ‘Ciudades al rojo vivo. Refugios climáticos y desprotección frente al calor extremo en España’ que muestra que solo Valladolid cuenta con una red activa de refugios climáticos en Castilla y León, han indicado en nota de prensa.
Burgos aparece como una de las capitales del norte peninsular que, históricamente adaptadas al frío, no están preparadas para el cambio climático y no han incorporado medidas de adaptación en sus políticas urbanas, una realidad que preocupa a las organizaciones ecologistas.
Es por ello que recuerdan que los veranos en Burgos son cada vez más calurosos y prolongados, pese a lo cual ni se ha habilitado una red de refugios climáticos ni existe información sobre alternativas accesibles, ni planificación urbana frente al calor extremo, «lo que sitúa a la población en una situación de clara vulnerabilidad».
El informe de la organización ecologista incluye recomendaciones básicas para paliar eso déficit, entre las que se encuentran habilitar refugios climáticos gratuitos, seguros, accesibles y con información clara, y desarrollar planes municipales de adaptación al calor con presupuestos asignados. También aplicar soluciones basadas en la naturaleza como parques, sombras y vegetación urbana; rehabilitar viviendas y barrios vulnerables para reducir el impacto térmico; y sensibilizar a la ciudadanía sobre los riesgos del calor y las alternativas disponibles.
Estas entidades recuerdan que las olas de calor en España han causado cerca de 10.000 muertes en los últimos tres veranos, y su frecuencia se incrementa cada década.
Los refugios climáticos son una medida de adaptación rápida, efectiva y de bajo coste, y pueden ser espacios públicos climatizados, como bibliotecas, centros cívicos, instalaciones deportivas o zonas verdes con sombra, bancos y fuentes, siempre que estén disponibles de forma gratuita, accesible y con horarios ampliados, especialmente durante episodios de alerta por calor extremo.