Hay un lugar de España que ha comenzado a hundirse. Su estado supone 45 metros de subida, pero lo peor llega ahora. El cambio climático está causando verdaderos estragos en el mundo y muchos de ellos ya se están sintiendo en el territorio español. Tiene que ver con los cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos. Pueden ser modificaciones naturales por variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes.
Sin embargo, desde el siglo XIX, las actividades humanas han sido las principales promotoras de estos cambios devastadores, especialmente ante la quema de combustibles fósiles. Esta práctica produce emisiones de gases de efecto invernadero que obran como una manta envolvente de la Tierra, atrapando el calor del sol y subiendo las temperaturas.
Las principales emisiones de gases de efecto invernadero que ocasionan el cambio climático son el dióxido de carbono y el metano, que proviene del empleo de la gasolina para conducir un automóvil o el carbón para calentar un edificio, por ejemplo. Otras acciones vinculadas a este desolador contexto son el desmonte de tierras y bosques, las actividades relacionadas con el petróleo y determinadas industrias, entre otras.
España empieza a hundirse por el cambio climático
El cambio climático devora en cinco años 45 metros de costa española debilitada por la construcción. Las autoridades van a declarar en regresión grave una zona costera en Málaga que supone un gran peligro para el litoral español. Cuatro veces más temporales impactan sobre una línea débil a causa de múltiples construcciones.
Suponen entre cinco y siete metros al año durante, al menos, un lustro. La costa de Arraijanal-San Julián-San Julián entre Torremolinos y Málaga será declarada en “regresión grave”. Desde 2016 a 2022, su regresión ha sido de hasta 45 metros.
Este pequeño trozo de la Costa del Sol muestra cómo el cambio climático se nota de forma severa en el litoral español agredido y vulnerable por la actividad humana. El urbanismo allanó el camino y ahora los temporales de la zona se han cuadruplicado, por lo que esta área del litoral ya ha perdido más de 200.000 metros cuadrados de playa, según el informe de regresión de la costa de la Demarcación Andalucía-Mediterráneo donde se defiende el expediente abierto por el Ministerio de Transición Ecológica.
El hecho de que la costa española sufra este tipo de procesos es un contexto aceptado por el Gobierno desde hace décadas, como también lo es su diagnóstico y la crisis climática. Málaga es solo un ejemplo de una situación extendida que alcanza a varios territorios.
Málaga no para de hundirse: ¿qué pasa en España?
Para que un trozo de costa se declare “en situación de riesgo grave” deben verificarse varios parámetros. Para empezar, debe mostrarse un retroceso de la orilla de, por lo menos, cinco metros cada año durante cinco años y que no pueda recuperar su estado anterior normalmente.
Lo que se ha comprobado en este caso es que, en una gran parte del litoral, existe una regresión de entre 1,5 y 4,5 metros al año, con amplias zonas en las que el retroceso se dispara y supera los cinco metros, llegando a su punto álgido en la zona de Arraijanal con 7,26 m. Este espacio es uno de los pocos que quedaban sin urbanizar en la Costa del Sol, un aspecto que está cambiando con la construcción de una ciudad deportiva.
Este panorama ha generado en el periodo comprendido entre 2016 y 2022 existieran segmentos en los que la playa retrocediera unos 45 metros, otros que ascienden los 30 metros de regresión, siete tramos que sobrepasan los 20 metros y solo tres de los 27 en los que se divide la playa muestren retrocesos menores a 10 metros.
En definitiva, esta zona de España (Málaga) está comenzado a hundirse a causa del cambio climático y puede que lo peor esté por llegar. Este fenómeno se encuentra tan arraigado en nuestra realidad que hasta tiene relación con lo que comemos.