Ya ha llegado la primera hora de calor a España con temperaturas que superan los 30 grados en muchas zonas del país y que se haya pasado del invierno al verano olvidando la primavera. Algo en lo que también se han fijado desde la Organización Meteorológica Mundial a través de un informe que indica que la primavera va camino de desaparecer con el calentamiento del planeta.
Ante esto, organizaciones ecologistas piden que la industria fósil asuma su responsabilidad en este sentido. “España tiene una posición privilegiada para liderar a nivel mundial la transición ecológica, pero se necesita como mínimo multiplicar por tres la velocidad de reducción de emisiones«.
Para lograr esa ambición climática, apuntan a que hacen falta recursos adicionales que existen, «pero que están en el lugar equivocado». Como recuerdan, solo en 2023, España destinó 9.000 millones de euros a subvenciones a los combustibles fósiles que deben ser redirigidas a la transición ecológica justa.
Ya nunca es primavera
Ante la primera ola de calor en España, la ciencia vuelve a recordar que el calentamiento climático se sigue acelerando y ya nunca es primavera. Así lo demuestra el nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que indica que los últimos 10 años son los más cálidos desde que hay registros, que 2024 fue el año más cálido y que 2025 va camino de superarlos a todos. Estos datos, sumados al reciente informe de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), revelan la gravedad de la tendencia de calentamiento del planeta, que sigue avanzando rápidamente debido a los récords máximos de emisiones de efecto invernadero que se siguen alcanzando cada año.
Organizaciones ecologistas han declarado: “España tiene una posición privilegiada para liderar a nivel mundial la transición ecológica, pero a pesar de la declaración oficial de emergencia climática en 2020, los datos conocidos hoy demuestran que hace falta mucha más ambición climática. Se necesita como mínimo multiplicar por tres la velocidad de reducción de emisiones. Aunque se han dado pasos positivos en los últimos años, especialmente para conseguir un sistema eléctrico renovable, es preciso acelerar la acción climática a otra escala y hacerlo de forma justa para asegurar un sistema socioeconómico justo y beneficioso para las personas y el planeta”.
Para asumir esta ambición climática hacen falta recursos adicionales que existen, pero que están en el lugar equivocado: solo en 2023, España destinó 9.000 millones de euros a subvenciones a los combustibles fósiles que deben ser redirigidas a la transición ecológica justa. «Mientras la ciudadanía sufre los peores impactos de la crisis climática, con temperaturas extremas, incendios inmanejables o desastres como la dana de Valencia; la industria fósil obtiene beneficios obscenos. Es el caso de Repsol, el mayor generador de cambio climático en España, que en 2024 superó los 5.000 millones de euros de beneficios».
Ante un panorama climático donde ya nunca es primavera, insisten en la necesidad de adaptar los entornos urbanos para proteger a la población, especialmente a la más vulnerable. Las instituciones deben impulsar y facilitar medidas que lleguen hasta el ámbito local y conviertan los municipios en lugares seguros, saludables y justos.
Las soluciones basadas en la naturaleza (como la regeneración de ecosistemas, los espacios verdes o las superficies permeables) que contribuyen tanto a la adaptación como a la mitigación, deben ser un eje central de estas políticas, al igual que las medidas sociales, fundamentales para romper la desigualdad en la vulnerabilidad a la emergencia climática. Otras acciones urgentes son conseguir ciudades de 15 minutos (aquellas donde todos los servicios esenciales se encuentran a esta distancia a pie o en bicicleta) y mejorar el aislamiento de los edificios empezando por los barrios y las familias más vulnerables.
 
			 
			













